¿Por qué el peligro de la invasión rusa está haciendo que los precios del petróleo se acerquen a los US$ 100?

El viernes, los precios del crudo, que no han superado los US$ 100 por barril desde el 2014, subieron a un máximo de ocho años por las preocupaciones sobre Ucrania. FOTO: VITALY NEVAR/REUTERS

A nivel mundial, las reservas de suministros de petróleo y gas son limitadas, lo que hace que un movimiento ruso sobre Ucrania sea un evento de grave riesgo geopolítico.


La amenaza de una invasión rusa a Ucrania está sacudiendo al frágil mercado mundial del petróleo, empujando los precios a cerca de los US$ 100 el barril, debido a que los traders calculan que los suministros tendrán dificultades para amortiguar el efecto de cualquier disrupción significativa en las exportaciones de combustibles fósiles rusas.

La demanda de petróleo ha superado el crecimiento de la producción a medida que las economías se recuperan lentamente de lo peor de la pandemia, lo que deja al mercado con un pequeño margen para mitigar un shock en el suministro de petróleo. Rusia es el tercer mayor productor de petróleo del mundo, y si el conflicto en Ucrania conduce a una disminución sustancial en el flujo de barriles rusos al mercado, eso sería peligroso para el estrecho equilibrio entre la oferta y la demanda.

Esa dinámica ha llevado a los traders, en los últimos días, a valorar una considerable prima de riesgo geopolítico, según los analistas. Los precios del crudo, que no han superado los US$ 100 por barril desde el 2014, subieron a un máximo de ocho años por las preocupaciones sobre Ucrania este viernes.

Los precios cayeron levemente en las primeras operaciones del lunes, con el crudo Brent, el índice de referencia mundial de los mercados energéticos, bajando un 0,3% para llegar a los US$ 94,07 el barril, pero todavía muy cerca de su nivel más alto desde el 2014.

“Nos estamos preparando para un período de turbulencia”, afirmó Jason Bordoff, director fundador del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia. “La amenaza es más pronunciada cuando los mercados energéticos están apretados”.

Las preocupaciones sobre una posible invasión rusa se suman a lo que ha sido un tramo volátil para las acciones en medio de preocupaciones sobre una mayor inflación y el aumento de los rendimientos de los bonos. Rusia también es un importante exportador de otras materias primas, como el trigo, lo que podría afectar los precios en caso de conflicto militar, dicen analistas y consultores.

Por ahora, los analistas dicen que una disrupción importante parece poco probable, ya que la administración Biden no ha señalado que las medidas de represalia incluirán sanciones contra la industria energética de Rusia. Rusia, a su vez, depende en gran medida de los ingresos de sus exportaciones de combustibles fósiles, por lo que es poco probable que cierre el grifo en su propio acto de contraataque, dicen los analistas.

Pero la Casa Blanca ha dicho que no se descarta ningún castigo y que la guerra puede tener resultados impredecibles. El viernes, Estados Unidos advirtió que una invasión militar rusa podría ocurrir en cualquier momento, con decenas de miles de bajas. Rusia, que ha concentrado unas 130.000 tropas a lo largo de las fronteras de Ucrania, niega que tenga la intención de invadir a su vecino.

Lo que está en juego para el resto del mundo es mucho. Un fuerte aumento en los precios del gas natural y el petróleo podría tener un efecto dominó en los precios de la gasolina y muchos bienes de consumo, lo que podría hacer subir la inflación.

Rusia juega un papel descomunal en los mercados mundiales de materias primas. Exporta alrededor de 5 millones de barriles de crudo por día, aproximadamente el 12% del comercio mundial, y unos 2,5 millones de barriles por día de productos derivados del petróleo, lo que totaliza por alrededor del 10% del comercio mundial, según el banco de inversión Cowen. Más o menos el 60% de las exportaciones de petróleo de Rusia van a Europa y otro 30% va a China.

La tensión sobre Ucrania se produce cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados, incluida Rusia, conocida colectivamente como OPEP+, se comprometieron a volver a colocar cuidadosamente más barriles en el mercado a medida que la demanda repunta, pero no han alcanzado sus objetivos de producción de petróleo.

El año pasado, el grupo acordó aumentar la producción en 400.000 barriles por día cada mes. Pero, hasta el momento, está a más de 1 millón de barriles por día de su objetivo, dijo Andy Lipow, analista de petróleo y presidente de Lipow Oil Associates en Houston.

“El mercado ahora cuestiona la capacidad de la OPEP+ para restaurar la producción a los niveles previos a la pandemia”, afirmó Lipow.

Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos son los dos únicos productores de la OPEP+ que parecen tener una capacidad de producción adicional significativa, agregó Lipow. IHS Markit espera que la demanda mundial de petróleo crezca entre 3,8 millones de barriles y 4 millones de barriles por día de enero a diciembre, y se espera otra etapa de fuerte crecimiento después de que disminuya la variante Omicron del coronavirus.

Mientras tanto, y aunque las empresas estadounidenses de fracking (o frackers, que mediante fracturas hidráulicas de la roca buscan petróleo o gas) están despachando más plataformas de perforación en respuesta a los altos precios, aún faltan meses para cualquier aumento sustancial en su producción de petróleo. Las empresas de esquisto se han comprometido a limitar el crecimiento de la producción y devolver más efectivo a los accionistas, lo que podría limitar su capacidad para llenar cualquier brecha de suministro. La consultora de energía Wood Mackenzie proyectó la semana pasada que la producción de petróleo de los Estados Unidos contiguos o continentales aumentaría en 240.000 barriles por día para finales del 2022.

Por ahora, la disrupción energética más probable es la de las exportaciones de gas natural de Rusia, dicen los analistas. Rusia exporta alrededor de 23.000 millones de pies cúbicos de gas por día, alrededor del 25% del comercio mundial, y el 85% de ese gas va a Europa, según Cowen. En particular, el flujo de gas natural de Rusia a Europa a través de una red de gasoductos en Ucrania podría verse interrumpido durante un conflicto. A plena capacidad, la red transporta a Europa alrededor de 4.000 millones de pies cúbicos por día, pero actualmente fluye a alrededor del 50%, según Cowen.

Los flujos de gas natural ruso a Europa han sido más bajos de lo habitual en los últimos meses. Si Rusia reduce aún más los flujos de gas natural a Europa, o las sanciones de Estados Unidos los limitan, las empresas europeas tendrán dificultades para reemplazar los suministros. Recientemente, los precios del gas en Europa han alcanzado récords y, como resultado, el mercado ya está dirigiendo gran parte del suministro de reserva de gas natural licuado (GNL) a Europa. La mayoría de las instalaciones operativas de GNL en los exportadores más grandes del mundo —EE.UU., Qatar y Australia— están funcionando a plena capacidad y hay poca oferta nueva para agregar.

Rusia pagaría un precio muy alto si se redujera su venta de exportaciones de combustibles fósiles. Aproximadamente la mitad del presupuesto federal de Rusia está vinculado al petróleo y el gas, según el banco de inversión Raymond James. El presidente Biden dijo que el gasoducto de gas natural Nord Stream 2, construido por Rusia con dirección a Alemania, se suspenderá si Rusia invade Ucrania, lo que por sí solo resultaría en una amortización de US$ 11.000 millones para la compañía energética estatal Gazprom, dijo el banco.

Una reducción del gas natural también podría tener un efecto dominó en los mercados petroleros, ya que la dura competencia y los precios más altos del gas podrían obligar a algunas centrales eléctricas y otras que funcionan con gas a usar petróleo en su lugar, lo que en última instancia conduciría a precios más altos del petróleo, dicen los analistas.

Incluso si Estados Unidos no apunta a la industria energética de Rusia, otras sanciones igual podrían tener efectos colaterales en los mercados de materias primas. Las sanciones a las instituciones financieras, por ejemplo, pueden dificultar la financiación de las operaciones energéticas, dijo Matthew Reed, analista de la consultora Foreign Reports, con sede en Washington.

Reed afirmó que a algunos les preocupa que una segunda ronda de sanciones, si la primera no logra disuadir a Rusia, apunte directamente a los suministros de energía.

“El riesgo real aquí no es necesariamente la primera ronda de sanciones”, sentenció Reed. “Es la segunda ronda que viene después, si todos se dan cuenta de que la primera fue una pérdida de tiempo”.

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