La elección que puede frenar los planes de Le Pen

Francia se encamina a un período de cohabitación, entre un Presidente y un primer ministro de tendencias políticas opuestas.




Bastó un  par de encuestas para asustar a los inversionistas. Los últimos sondeos en Francia revelaron que la líder de extrema derecha, Marine Le Pen, se perfila como la indiscutible ganadora de la primera vuelta presidencial de abril, con 26%. De lejos, con apenas 18,5%, le siguen el carismático ex ministro, Emmanuel Macron; y el candidato conservador, Francois Fillon, el favorito de los mercados, pero envuelto en un escándalo de corrupción, que amenaza con hacerlo dejar la carrera. Más aún, la encuesta publicada el viernes por OpinionWay, muestra que Le Pen está recortando la distancia frente a Macron y Fillon en una eventual segunda vuelta contra cualquiera de ellos. "Una victoria de Le Pen probablemente llevaría a Francia a dejar la eurozona… (por eso) tras su triunfo, veríamos fugas masivas de capital en Francia y la periferia. Le seguirían controles de capital y feriados bancarios. Sería el inicio del fin", asegura Jörg Krämer, economista jefe del alemán Commerzbank.

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Si bien la bolsa francesa perdió apenas 1,28% desde que se confirmó el liderazgo de Le Pen hasta el cierre del viernes, la renta fija fue otra historia. Inversionistas extranjeros comenzaron a deshacerse de la deuda francesa para refugiarse en bonos alemanes. La estampida también golpeó a los bonos de otros países del sur de la eurozona, como España, Italia, Grecia y Portugal. Los mismos países que sufrirían el mayor impacto de una eventual disolución de la eurozona.

"Conmigo Francia saldrá de la eurozona y de la OTAN", promete Le Pen, quien considera la UE un experimento fallido, y reclama que el país retome su soberanía frente al control de Bruselas. Le Pen ha prometido a sus seguidores convocar a un referéndum dentro de los primeros seis meses de su mandato para votar por un "Frexit". No es imposible pensar que Le Pen gane la segunda vuelta agendada para el 7 de mayo. "Todas las encuestas la ubican en la segunda vuelta, y cuando la pelea es uno contra uno, cualquier cosa puede pasar", afirma Erik Nielsen, economista jefe de Unicredit.

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Pero es en junio cuando la UE de verdad se juega su destino. Del 11 al 18 de junio, los franceses deberán elegir a los 577 miembros de la Asamblea Nacional. El sistema presidencial-parlamentario francés exige que el Primer Ministro elegido por el Presidente sea ratificado por la mayoría en el Parlamento. A excepción de Fillon, que tiene detrás la maquinaria electoral del Partido Republicano, ni Le Pen ni Macron parecen capaces de lograr, además, una mayoría legislativa de sus partidos.

Macron, quien creó su movimiento En Marche! en abril pasado, convocó a todos los ciudadanos que quisieran optar por la legislatura, para buscar candidatos y formar su lista. Más de 6.000 personas respondieron al llamado. Entre ellos, Macron buscará sus 577 candidatos.

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En el caso de Frente Nacional, todo dependerá de si son capaces de movilizar a sus seguidores. A pesar de su buen resultado en las presidenciales de 2012, en las que Le Pen quedó tercera, Frente Nacional solo consiguió dos curules en la Asamblea Nacional. Pero desde entonces, el partido de extrema derecha se ha confirmado como una de las mayores fuerzas políticas del país. Por ejemplo, ganó la mayoría de los votos (28%) en las elecciones regionales de 2015.

"Es extremadamente poco probable que su partido (Frente Nacional) logre una mayoría absoluta en la Cámara Baja en las elecciones de junio. Le Pen tendrá que aceptar cohabitar, por lo que no podrá gobernar siguiendo estrictamente su programa", explica el economista Barclays, Francois Cabau.

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El analista se refiere al fenómeno que ya ha vivido Francia antes, en que el presidente, ganador de la elección popular, termina marginado a un rol menor, relegado por un primer ministro, cargo que hoy ocupa Bernard Cazeneuve, escogido por una mayoría parlamentaria opositora. Fue el caso del socialista Francois Mitterrand, que vio bloqueada su agenda por derechista Jacques Chirac.

Mitterrand solo se deshizo de su indeseado compañero de gobierno dos años después, cuando convocó a elecciones parlamentarias adelantadas, y su partido ganó la mayoría en la Cámara. Cosa parecida le pasó al propio Chirac en 1997, cuando los electores le dieron la espalda a la derecha y le entregó la mayoría del Parlamento a la izquierda. Chirac se vio obligado a cohabitar con el socialista Lionel Jospin, quien llevó adelante reformas importantes, como la reducción de la jornada laboral.

"Lo más probable es que si Le Pen gana, Francia tendrá un período de cohabitación", asegura Raphael Brun-Aguerre, analista de JPMorgan, y agrega: "Los poderes del presidente francés son muy limitados, si su partido pierde la elección parlamentaria".

Reformas radicales como el abandono del euro, y la sola convocatoria de un referéndum, requieren del respaldo de la mayoría del Parlamento. Un triunfo de Le Pen podría movilizar a los electores a garantizar que los demás partidos obtengan la mayoría, para evitar que la líder de derecha avance con su agenda.

No hay hasta ahora encuestas que proyecten la conformación de la Asamblea Nacional tras las elecciones de junio. Tampoco están en discusión candidatos a primer ministro. Pero todos los analistas coinciden en que, de ganar Le Pen o Macron (y también Fillon debido a la división de su partido), lo más probable es que el país se encamine a un período de cohabitación, lo que se traduciría en una parálisis de gobierno. Por ejemplo, con una presidenta de derecha nacionalista y un primer ministro salido de una alianza entre fuerzas de izquierda.

La parálisis podría durar dos años, tiempo después del cual el presidente puede convocar a elecciones parlamentarias adelantadas, con la esperanza de que su partido gane la mayoría en el poder legislativo.

Esto puede explicar porque ni el euro ni la bolsa francesa han colapsado tras las recientes encuestas. Le Pen no solo debe ganar la elección presidencial, más difícil aún, debe ganar las elecciones legislativas y conseguir la mayoría. Hasta ahora tal escenario parece poco improbable. Claro, que también lo eran el Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Lo electores franceses podrían también querer dar su propia sorpresa a las élites.

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