Fundador de Mapcity: "Yo no me rendí y eso es lo que quiero dejar como legado"

Luego de que vendiera el 60% de Mapcity a la multinacional Equifax a fines de 2016, Roberto Camhi acaba de terminar un proyecto muy personal: un libro de un emprendedor y para emprendedores. En él relata no sólo la historia de la otrora startup símbolo de fines de los '90, sino también, su propia historia.


Corría 1994 y con suerte había 300 mil personas conectadas a internet en Chile. Así y todo a Roberto Camhi se le ocurrió desarrollar un software de mapas y subirlo a la web cuatro años después. Así nació Mapcity, otrora un startup símbolo a nivel local. A principios de 2000 se reventó la burbuja de las puntocom con la caída de Yahoo! En Wall Street y con ello, la primera época dorada de la WWW. Pero Mapcity fue una de las pocas que sobrevivió en la región, como ocurrió al otro lado de la cordillera con MercadoLibre.

La startup de Camhi fue incluso estudiada por un par de universidades internacionales como algo inusual, debido a su supervivencia. "Con el paso de los años, sentí que era el momento de que este caso de negocio saliera de la academia y que fuera de utilidad para otros emprendedores", comenta el gerente general de Mapcity y autor del recién lanzado libro "Piensa al revés".

Casi 20 años después de que se gestara Mapcity, a fines de 2016 Equifax compró el 60% de la propiedad, con lo que la empresa local pasó a un alcance potencial de más de 20 países donde opera la multinacional. Cabe aclarar que, a pesar de que en sus años peak, Mapcity tenía casi 3,5 millones de consultas diarias, su negocio nunca ha estado en los usuarios finales, sino en el sector corporativo. Son una empresa que ofrece servicios de georreferenciación al segmento B2B. Por eso que a Roberto no le preocupa que hoy, en tiempos del reinado de Waze y Google Maps, las consultas no superen las 500.000 al mes, su mercado es otro. "De hecho, Google es cliente nuestro", dice y agrega: "la masividad sirvió mucho para el branding. Esa fue nuestra estrategia. Pero no recuerdo que nuestro negocio B2C haya superado alguna vez el 5% del total de facturación".

A primera vista se podía inferir que este emprendedor de tomo a lomo tuvo más tiempo para escribir, ahora que el socio mayoritario de Mapcity es una empresa multinacional. "Absolutamente falso", se apura a aclarar y continúa: "Todo lo contrario. Tengo mucho más trabajo que antes, pero me hice el tiempo para este nuevo proyecto. En un principio el objetivo era escribir algo para mí y mis cercanos. Hacer unos pocos ejemplares con mi historia y la de Mapcity para compartirla con amigos y, se la presenté a dos editoriales". Finalmente, una de ellas - Penguin Random House- olfateó que había algo interesante para convertirse en una obra de mayor alcance. Y así, la próxima semana se lanza en librerías este consejo de 240 páginas de un emprendedor para otros emprendedores.

"Cuando yo estaba recién saliendo de la universidad postulé a un cargo en Microsoft…" interrumpe Roberto en medio de la entrevista.

¿Para qué era?

Para ofrecerme un trabajo como el tercero en responsabilidad en esta empresa, que tenía sus oficinas en una casa cerca de Av. Andrés Bello, con sólo tres empleados. Siempre me pregunto qué hubiese pasado de aceptar. Hoy estaría ganando mucha plata y viviendo en otro país (ríe).

¿Te arrepientes?

Para nada. Lo que hemos logrado es fantástico. Me encanta ser emprendedor y siempre tener un sano inconformismo. De hecho, en el libro hablo de eso, en el capítulo "Chutzpah" (concepto de la cultura judía que se refiere a un constante cuestionamiento).

¿Siempre fue así?

Sí. Y hay muchas cosas que vienen de mi vida, de mi niñez y que fui aprendiendo en el tiempo. Por eso que quise escribirlas y servir de ayuda a este ecosistema de startup que ha crecido mucho en los últimos cinco años. Mapcity es un eje importante de mi vida profesional, pero la obra no es sólo la historia de Mapcity. Es un libro de negocios que se apalanca en esa empresa. Tiendo a encontrar las cosas más malas que buenas, lo que no significa que este todo mal, sino que hay que buscar las mejoras para ir por la perfección. En ese aspecto, en el libro me apoye mucho en el trabajo de Jorge Zamora, quien me ayudó darle la mirada del lector.

Empecemos con los consejos: ¿cuál fue la fórmula para no morir en el crash de las puntocom?

Simplemente no caer en la vorágine de quemar dinero. A fines de los 90 y principios de 2000 la pregunta en el ecosistema emprendedor era: ¿cuál es tu burn rate? O sea, la tasa de quema de dinero y velocidad de expansión era el símbolo de que una empresa era saludable. Bueno… nosotros no quisimos caer en eso, porque queríamos crecer orgánicamente. Además, nos dimos cuenta que el modelo de negocio de la publicidad de internet no iba a funcionar en esa época y afortunadamente teníamos un directorio que venía de un mundo más real.

Qué consejos le puedes dar a la nueva generación de startup?

Yo siempre le comento a los emprendedores más jóvenes que están muy ansiosos por "hacerla" y vender su startup en dos a o tres años, que tengan paciencia y perseverancia para esperar el momento oportuno. Yo tuve la suerte de tener inversionistas que confiaron en mí, pero también estuve tentado con ofertas de trabajo muy glamorosas, sueldos increíbles y oficinas. Sin embargo siempre preferí y creí en lo que estaba construyendo.

Y no te fue mal…

Claro. Veo también muchos emprendedores o colaboradores que me dicen que se sienten estancados haciendo lo mismo luego de un año y medio. Yo les digo: "Aguanta, estás ad portas de dar un paso". Hay que saber cuál es el momento oportuno y cuando rendirse. Pero yo no me rendí y eso es lo que quiero dejar como legado.

¿Qué falta en Chile para mejorar el ecosistema emprendedor?

Yo no creo en copiar otros ecosistemas. Ni el israelí ni el de Silicon Valley. Tenemos que tener el propio. Para eso, casos como Cornershop o Notco, son muy revitalizantes. Falta creer más que existe talento local y que de aquí podemos exportarlos.

¿Qué opinas del apoyo de grandes empresarios y corporaciones?

Lamentablemente las corporaciones nos saben innovar, porque están preocupados en el corto plazo, en el valor de la acción, de cumplir el Q del año, por eso, que finalmente lo que vemos son adquisiciones, que es otra forma de innovación abierta también. Pero tienen que vincularse más con el sector emprendedor. No sólo comprar empresas.

¿Cuál es la importancia del equipo?

Es lo más importante. No sólo en su capacidad técnica, sino en que compartan tu propósito, un sueño. Que se den cuenta que con nuestros productos estamos cambiando las cosas , innovando y dejando huella. Eso es lo que motiva a la gente muchas veces a trabajar no sólo por el sueldo, sino por cambiar la historia.

El futuro

¿Cuál será tu rol ahora en Mapcity?

La empresa se está integrando a una compañía más grande. Mi futuro es bueno, pero es dentro de una corporación. Existe la posibilidad que la marca pueda desparecer, por eso creí que era la oportunidad de plasmar en el libro el Mapcity que creamos y no el que puede terminar siendo de aquí a 5 o 10 años.

¿Con la incorporación de Equifax se verán los servicios de Mapcity en más países?

Tenemos la posibilidad de abarcar los 24 países en que opera Equifax. Ya lo hicimos en Ecuador y estamos avanzando en otros tres países, más allá de las fronteras tradicionales. El proceso de integración fue difícil, pero se hizo. Sin embargo, nosotros tenemos que vender nuestro producto internamente para ver si funciona en otros países y eso es muy entretenido.

¿Algún otro proyecto fuera de Mapcity?

Estoy apoyando como inversionista a dos proyectos. Uno es Easy Cancha, una pequeña startup, que se dedica a la reserva y administración de canchas en línea, que está creciendo a una gran velocidad. Ya está entrando a Ecuador, Argentina y el sur de EEUU. Pero en general no estoy pensando en desarrollar otra empresa ahora. Estoy seguro que llegado el momento, la idea, los socios y las oportunidades van a aparecer. Pero hoy la mente no tiene espacio para eso, especialmente con el que ocupó el libro.

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