7 de cada 10 chilenos deberían hacerse una endoscopía para detectar el mayor factor de riesgo del cáncer gástrico

Siete de cada diez chilenos deberían hacerse una endoscopía para detectar el mayor factor de riesgo del cáncer gástrico. Foto referencial: Shutterstock.

Cada año, el cáncer gástrico provoca el fallecimiento de más de tres mil personas en Chile, constituyéndose en una de las principales causas de mortalidad por tumores malignos en el país.


Andrew Quest, doctor en Bioquímica y director del Centro de Estudios en Ejercicio, Metabolismo y Cáncer CEMC ha enfocado parte de su trabajo en describir y comprender el mecanismo por el cual la bacteria Helicobacter Pylori (H. pylori) infecta las células gástricas y provoca, de este modo, cáncer en el estómago.

Sus investigaciones apuntan a desarrollar herramientas eficaces y no invasivas para el diagnóstico precoz y el tratamiento de la enfermedad en fase inicial utilizando nanotecnología.

“El cáncer gástrico es una de las principales causas de muerte por tumor maligno en el mundo y particularmente en Chile. Hasta ahora han sido descritos dos tipos principales, distinguibles histológicamente: el difuso y el intestinal.

En el primer caso, las principales responsables son mutaciones génicas; en el segundo, la infección por la bacteria H. pylori es considerada el principal factor de riesgo asociado al desarrollo de la enfermedad”, explica el director del CEMC.

Los mecanismos implicados en su desarrollo y potenciales terapias para enfrentar este cáncer, fueron uno de los temas principales en la 46ª Reunión Anual de la Sociedad de Bioquímica y Biología Molecular de Chile, que se desarrolló en La Serena. La actividad congregó a científicos de diversas universidades y centros de investigación del país, así como invitados extranjeros.

Mayor tasa de mortalidad en América Latina

Entre los años 2002 y 2017, de acuerdo con cifras del Departamento de Estadísticas e Información en Salud del Ministerio de Salud, el cáncer gástrico provocó 76.574 hospitalizaciones y la muerte de 51.358 personas en Chile, con un promedio de edad de 70,5 años entre los fallecidos.

El 65% de quienes murieron fueron hombres (34.139). En 2017, ocurrió el deceso de 3.298 personas con motivo de esta enfermedad, cuya aparición predomina entre los 70 y los 80 años. La tasa de mortalidad en el país llega a casi 18 por cada cien mil habitantes, siendo así la más alta de América Latina, donde alcanza a 6,6.

Según la Organización Panamericana de la Salud, más de la mitad de la población mundial está infectada por H. pylori, bacteria causante de gastritis crónica y que en el 15 a 20 por ciento de los casos origina úlceras pépticas, linfomas tipo MALT (tejido linfoide asociado a mucosa) y cáncer gástrico. Este último produce más de un millón de muertes en el mundo y el 90% de esos tumores son secundarios a la infección por H. pylori, que también es responsable de casos de anemia por deficiencia de hierro y vitamina B12, y de trombocitopenia inmune.

“En Chile, la prevalencia de esta bacteria es aún mayor, llegando al 70 por ciento de la población, aunque un porcentaje menor, pero no por ello poco significativo, desarrolla después el cáncer gástrico tipo intestinal”, afirma Andrew Quest.

“Que en la persona se presente el cáncer puede incidir una disposición genética como también factores ambientales, de salud y dieta. De todos modos, hay varios factores no claramente definidos que favorecen la aparición de esta enfermedad”, complementa.

A mayor precariedad...

El académico de la Universidad de Chile plantea que las personas pueden infectarse con H. pylori en cualquier momento de su vida, aunque muchas veces esto sucede en su niñez.

“Los más expuestos son quienes viven en condiciones sociales y económicas menos favorables, debido a una higiene deficiente y a un sistema sanitario más precario. Incluso está la posibilidad de infección vía heces, que de alguna manera llegan al agua o a la comida, y así a las personas”, sostiene el doctor Quest.

Una vez que la persona se infecta con H. pylori -apunta Andrew Quest-, puede tener la bacteria incluso treinta o cuarenta años hasta que presenta cáncer gástrico. “En todo ese tiempo, el microorganismo va generando daños, quizás pequeños, pero es la acumulación la que en algún momento provoca la génesis del cáncer”, dice el científico.

La solución, por ahora, es la eliminación de la bacteria vía antibióticos. “Pero antes de hacer esto, tenemos que saber si la persona porta la H. pylori, lo cual pasa por someterse a una endoscopía, que es un examen que busca observar la zona del esófago, estómago y duodeno.

Se trata de un estudio que, apunta a diagnosticar patologías que causan problemas en el tubo digestivo superior. El punto es que es una técnica muy invasiva: a la persona se le hace dormir, se le introduce una sonda, se extraen muestras e imágenes de su estómago. Además, en Chile, dado que el setenta por ciento de la población tiene H. pylori, habría que hacerla prácticamente a todos o al menos a cerca de 14 millones de personas. Entonces, hacer una endoscopía al 70% de la población no es algo que el sistema de salud pueda resistir”, sostiene el director del CEMC.

En cuanto al uso de antibióticos, Quest dice que el tratamiento es muy agresivo y cada vez menos eficiente, “porque en el caso de Chile, se consume estos fármacos en forma poco racional o intermitente, sin seguir la prescripción médica de modo riguroso, con lo que se selecciona bacterias cada vez más resistentes a los antibióticos”.

El profesor titular dice que, en Japón, un país con una alta prevalencia de cáncer gástrico, “simplemente se practica la endoscopía a buena parte de la población y, si a la persona se le detecta la H. pylori, se le somete a tratamiento farmacológico. Pero hablamos de un país rico, que no es el caso de Chile”.

Efectos sistémicos

La ponencia del doctor Quest en el simposio se titula “Efectos locales gástricos y sistémicos de Helicobacter pylori”, la que será expuesta en la jornada de este miércoles. “Voy a ofrecer una visión global de nuestras investigaciones, y mostrar cómo hemos ido cambiando el enfoque sobre esta bacteria, que produce no solamente efectos locales, es decir, en el estómago, sino también sistémicos”, explica el también investigador del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS) de la Universidad de Chile.

En un artículo publicado este año por Journal of Neuroinflammation, Quest, en una colaboración con los doctores Lisette Leyton, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Manuel Valenzuela, de la Universidad Central, afirman que vesículas de tamaño nanométrico producidas por H. pylori atraviesan las barreras epiteliales y acceden al sistema nervioso central, alterando así las células cerebrales. “Esta bacteria produce vesículas que salen del estómago y llegan al sistema circulatorio y también al cerebro. En este inducen daños, tanto en las células gliales (de soporte) como en las neuronas”, detalla el científico.

“Establecimos en dicho trabajo el mecanismo por el cual la bacteria se vincula con las enfermedades neurodegenerativas. Es algo preocupante para la población, dado que, al riesgo de presentar cáncer gástrico, se suma un riesgo de exacerbar patologías neurodegenerativas”, añade el investigador.

Dr. Andrew Quest, director del Centro de Estudios en Ejercicio, Metabolismo y Cáncer (CEMC)

El académico destaca que también intervino en el simposio los doctores Wael-el-Rifai (Miami, Estados Unidos), Vicente Torres (Facultad de Odontología, Universidad de Chile) y Alejandro Corvalán (Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile). El invitado internacional fue profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, donde además es director asociado del Sylvester Comprehensive Cancer Center.

“Él dictó la ponencia ‘Cánceres gastroesofágicos en la interfaz de la biología y las nuevas opciones terapéuticas’. Aunque se trata de un tipo de tumor maligno menos frecuente que el del cáncer gástrico, es interesante conocer el enfoque de este investigador, que trabaja con grandes análisis genómicos en orden a identificar vías de señalización relevantes en el desarrollo de esta patología”, explica el doctor Quest.

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