Tecnología chilena de neuro rehabilitación permitirá a persona en situación de discapacidad ser astronauta

Juan Ignacio Maggi.

Juan Ignacio Maggi, tiene 58 años, es de nacionalidad argentina, y se propuso ser la primera persona en situación de discapacidad en llegar al espacio. Para lograrlo entrena con una la tecnología desarrollada por chilenos.


Juan Ignacio Maggi, tiene 58 años, es de nacionalidad argentina, y se propuso una gran meta: ser la primera persona en situación de discapacidad en llegar al espacio.

Para lograr ese propósito, en Filadelfia, EE.UU. realizó su entrenamiento en un simulador de vuelos al espacio dentro del National Aerospace Training and Research Center (NASTAR). Tras rigurosas pruebas de tolerancia a las fuerzas G, este año obtuvo el título de astronauta civil que le permitirá realizar viajes suborbitales comerciales y ya se prepara para emprender viaje de la mano de algunas de las compañías espaciales más importantes del mundo, como la de Richard Branson (Virgin Galactic) o la de Jeff Bezos (Blue Origin).

Maggi desde que tiene un año de vida padece poliomielitis. Las secuelas de la enfermedad han afectado sus piernas al punto de imposibilitarle la acción de caminar sin la ayuda de bastones tipo canadienses.

Sin embargo, eso no lo limitó. Maggi corrió maratones, participó de los juegos olímpicos, cruzó la Cordillera de los Andes a caballo y en julio de 2015 emprendió una compleja travesía en su bicicleta de mano, con la que logró escalar el Himalaya. Incluso es protagonista de un documental en Netflix, El límite infinito.

Juan Ignacio Maggi, tiene 58 años, es de nacionalidad argentina, y se propuso una gran meta: ser la primera persona en situación de discapacidad en llegar al espacio.

Romper límites

La aventura de romper límites no termina para Maggi. Para poder lograr su meta, ya se prepara entre Miami y Argentina, realiza sus entrenamientos con una la tecnología desarrollada por chilenos, denominada Trainfes, que se basa en la neuro estimulación funcional para la rehabilitación neuromuscular de personas que sufren de algún tipo de parálisis motora de origen central.

El dispositivo, procedente de una Startup chilena que tras un exhaustivo análisis del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) a nivel internacional realizado por el World Intelectual Property Organization (OMPI), logró patentar esta tecnología de neurorehabilitación única en el mundo, se puede utilizar a distancia.

“Nos diferenciamos de otros tipos de electro estimulación por el biofeedback de ciclo cerrado que inventamos. Mediante sensores podemos determinar la fase de patrones complejos de movimiento y estimular eléctricamente en el momento adecuado y con la intensidad precisa”, dice Matías Hosiasson, cofundador de Trainfes.

Maggi corrió maratones, participó de los juegos olímpicos, cruzó la Cordillera de los Andes a caballo y en Julio de 2015 emprendió una compleja travesía en su bicicleta de mano, con la que logró escalar el Himalaya.

La propuesta de este dispositivo permite el proceso de rehabilitación en simples pasos. “Mediante el uso de la electroestimulación funcional que provoca pequeños pulsos eléctricos, los músculos paralizados generan movimientos funcionales de manera coordinada y sincronizada”, explica Hosiasson. A través de un procedimiento de retroalimentación basado en sensores de posición, se puede asistir o sincronizar con equipamiento como una bicicleta, o usar de forma independiente de tal manera que una persona que no pueda mover un pie o un brazo, pueda abrir la mano o extender el codo, incluso sujetar algo.

Esta tecnología permite acelerar el proceso de rehabilitación de personas con dificultades motoras. “En el caso de la marcha detectamos la orientación triaxial del pie con algoritmos de fusión de 9 grados de libertad e identificamos cada fase de la marcha con cinemática inversa (técnica que permite determinar el movimiento de una cadena de articulaciones) para estimular exactamente como se necesita en cada momento y lograr finalmente una marcha mucho más natural”, añade Hosiasson.

Las personas con movilidad reducida pueden así fortalecer la musculatura afectada y reentrenar las neuronas para generar movimientos funcionales, es decir, que cumplan su propósito como bipedestar (andar sobre las dos extremidades inferiores), caminar, alcance, prensión, deglución, entre otros.

Esta tecnología no es solo un aporte para los pacientes, indica Hosiasson, sino también para los profesionales de la salud, “ya que facilita el proceso al poder sincronizar el dispositivo por bluetooth con una tablet o smartphone personal”. Esto permite mantener el tratamiento a distancia y a la vez, automatizar y customizar la terapia con distintos usuarios.

En Chile hay 340 mil personas diagnosticadas con algún tipo de daño neurológico y esta tecnología desde sus inicios en 2013 a la fecha, ha rehabilitado más de 3.000 usuarios. Además, está presente en más de 50 hospitales, clínicas y la Teletón.

Juan Ignacio Maggi.

Ante posible llegada al espacio, Maggi señaló en mayo a la Agencia AP, que ese hito podría servir de gran inspiración para muchas otras personas con discapacidad. Una acción, añadió, “que les permitirá tener más esperanza y fuerza para cumplir objetivos que creían imposibles”.

“Sería maravilloso para el mundo poder, de una vez por todas, poner a las personas con discapacidad fuera de los lugares de inferioridad. Poder decir acá estamos todos, nos movemos distinto, pero tenemos nuestro lugar como cualquiera”, indicó.

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