¿Macrozonas o más regiones? La forma de Estado en la encrucijada del proceso constituyente

Horizontal revivió el tema y propuso para el proceso constituyente una forma descentralizada de Estado, enfocada en la creación de macrozonas. Centralizado o descentralizado, subsidiario o solidario, plurinacional o pluricultural. El cómo se entiende el Estado podría transformarse en punto de encuentro o divergencias de la Convención.


¿Cómo se entiende el Estado dentro de una Constitución? En la época moderna se ha definido que se compone de tres factores: el poder, la población y el territorio pero la distribución de ese poder ha sido un constante dolor de cabeza, incluso para pensadores de la talla de Locke y Hobbes. Por eso, hablar sobre cuáles han sido las miradas y definiciones de la forma de Estado previo al proceso constituyente es tan importante.

Uno de los últimos en dar su mirada fue Horizontal. La entidad ligada a Evópoli abordó el tema en el documento “Evolución Constitucional” de octubre de este año.

El panel de expertos de la entidad, integrado por nombres como José Francisco García, Juan Luis Ossa, Sergio Verdugo, Sandra Ponce de León y Francisca Dussaillant, entre otros señalaron que el país debiera avanzar hacia un modelo descentralizado, lo cual podría “constituir una oportunidad para aumentar la participación y avanzar en reducir la desigualdad”.

¿Cómo lograr eso? Los especialistas propusieron que debiera hacerse en “base de cinco macro-zonas o macro-regiones", la que deberá "replicar el régimen de gobierno central sobre la base de un gobernador regional elegido por sufragio popular directo, y una asamblea regional unicameral bajo una lógica de cooperación. El gobierno regional contará con facultades gubernativas y normativas amplias”.

El investigador del CEP, Lucas Sierra opina que “las unidades subnacionales debieran tener suficiente masa crítica. Por eso la idea de macro-zonas es interesante, justo lo contrario que se ha venido haciendo con la regionalización: cada vez más regiones, al punto que recuerdan las antiguas provincias. Y desde un punto de vista funcional, el criterio, como siempre, debe ser que el poder y la responsabilidad vayan de la mano. Esto significa ‘devolver’ competencias con una simultánea preocupación por la responsabilidad, en especial por la responsabilidad fiscal. Esta última preocupación debería ser obsesiva”.

¿Por qué obsesiva? Sierra dice que es “para evitar el incentivos al sobre endeudamiento subnacional, porque inevitablemente va a ser de cargo nacional. En otras palabras, porque desacopla poder y responsabilidad”.

Al parecer si hay algo en común es que debe al menos mejorarse la actual forma del Estado. El mismo CEP en 2018 hizo un agudo análisis sobre el Estado. El estudio, hecho por Isabel Aninat y Slaven Razmilic concluía que “el desempeño deficiente de distintas instituciones públicas es uno de los afluentes que contribuyen a la pérdida de confianza en el Estado”.

Para Tomás Jordán, constitucionalista y académico de la Universidad Alberto Hurtado, “la tendencia ha sido ir generando identidades regionales, y por lo tanto hemos creciendo en regiones en vez de ir hacia macro-zonas como plantea Horizontal. Me parece que hay que reconocer estas identidades regionales (...) pero por sobre ellas establecer ciertas macro-zonas sobre todo para fines económicos, de recursos”. Para Jordán, “el sentido de los últimos años ha sido ir subdividiendo (en regiones) y me parece que eso no va a cambiar”.

Por su parte, el investigador del IES, Pablo Ortúzar opina que la idea de las macrozonas “pueden ser importantes como base para el diseño de políticas públicas, pero que necesitamos un Estado central fuerte, concentrado en funciones vertebrales acotadas. La gran ventaja institucional respecto a todo el resto de Latinoamérica fue no optar por el camino federalista, y no debemos perder esa ventaja”.

Pero hay expertos que no descartan que Chile pueda ser un Estado federal. La académica Amaya Álves, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Concepción, quien ha trabajado el tema de regionalización y federalismo, con ensayos como “El Ensayo Federal en Chile: Lecciones y Desafíos tras dos siglos de vida institucional”, declaró a La Tercera que una "nueva Constitución en ejercicio del poder constituyente podría perfectamente optar por una forma distinta de la unitario, por ejemplo una fórmula de Estado Regional o incluso Federal. Chile ya tuvo un intento de estructura federal en 1826 y 1827″.

En tanto, la abogada constitucionalista de la Universidad Católica, Marisol Peña opina que frente al debate por la forma de Estado, “Chile ha sido tradicionalmente un Estado Unitario, y la única experiencia de Estado Federal resultó fallida y no está presente en nuestra cultura”.

Aunque de todas formas dice que la actual forma de Estado Unitario que funciona en el país, “merece un análisis crítico”, pues aunque han existido avances en cuanto a la descentralización, “no ha logrado materializarse en mayores potestades (...) en Chile hemos avanzado en descentralización funcional y territorial, pero no así en la política”. Como ejemplo a este punto recuerda que recién el próximo año será la elección de gobernadores.

Frente a la consulta sobre qué mantener y qué dejar sobre la forma de entender el Estado en la Constitución, Peña, expresidenta del Tribunal Constitucional se apoya en el pensador Peter Häberle quien dijo que la Constitución es “la puesta en norma de lo que es la cultura de un pueblo”, dice: “La pregunta básica es cuestionarse qué somos y que queremos seguir siendo para el futuro".

Más o menos Estado

El abogado constitucionalista, Flavio Quezada (PS), reflexionó este año en CIPER que en la discusión por una nueva Constitución será necesario “robustecer el Estado”, y dotarlo de un despliegue en el territorio “capaz de actuar de forma eficaz y pertinente al contexto social. El objetivo debe ser que cada habitante del país al acudir a los servicios públicos perciba en ellos un espacio de ciudadanía y se represente en igualdad a todos los demás”.

Una mirada divergente tiene Ricardo Neumann, director ejecutivo de Fundación Para el Progreso. El abogado señala que debe regir “el principio de primacía de la persona”, y aclara que esto no debe entenderse con un Estado disminuido, sino que como que el Estado está en función de las personas y no al revés, que “la resolución de los problemas públicos no sea monopolio del Estado”.

En una carta del 26 de octubre a El Mercurio, Neumann ahondó en esta mirada y explicó que la preocupación medular del Estado “debe ser respetar la dignidad y libertad personal, reconocer la diversidad social y auxiliar oportunamente tanto a los ciudadanos como a sus asociaciones. Para concretar estos propósitos, hoy es crucial instalar la modernización del Estado como eje del proceso constituyente”.

Más allá de las miradas distintas que puedan coexistir en la Convención Constitucional, Neumann opina que los convencionales deben ir con una actitud de diálogo y amistad cívica, para dar frente a lo que considera ha sido una actitud “irresponsable” de la clase política por las expectativas generadas en lo que puede o no puede hacer una Constitución.

Y es que el mundo político también ha dado su opinión al respecto y se ha transformado en uno de los temas ineludibles de los precandidatos presidenciales.

Evelyn Matthei, alcaldesa de Providencia, expresó hace una semana en CNN que ya no estaba por definir constitucionalmente al Estado como subsidiario ni tampoco solidario. “No tiene por qué la Constitución pronunciarse sobre si es subsidiario o no. No es materia constitucional, la Constitución tiene que ser neutra (...) quizás en su minuto fue importante, porque veníamos de una etapa que estábamos llenas de empresas estatales, cuál más quebrada que la otra y todas llenas de personas de determinados partidos”, dijo.

En tanto, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, también considerado precandidato presidencial, escribió en Cooperativa el 23 de octubre que “es importante que la nueva Constitución parta de una clara y firme definición política y social. Construir un Estado Plurinacional e intercultural que comience a resolver de manera estructural la cuestión de nuestros pueblos originarios por una parte y por otra, que avance en desmercantilizar amplios espacios de la vida social y derechos sociales tradicionales y emergentes, que fueron privatizados en beneficio de la acumulación de unos pocos, para ponerlos al servicio de la construcción de una ciudadanía social que se apropie de su ejercicio”.

¿Llegará polarizada la discusión para el otoño del próximo año? Marcela Ríos, representante residente asistente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo expresó en un simposio organizado en la Universidad de Chile a fines de septiembre que “es muy importante que el debate sobre el Estado en el proceso constituyente esté sustentado en evidencia y salgamos de una discusión meramente normativa sobre Estados grandes o pequeños, constituciones largas o cortas. En la mayoría de los temas que enfrentamos no hay que inventar la rueda, hay muchos problemas en común con otros países y es bueno pensar cómo se han resuelto algunos problemas en el exterior”.

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