Piñera o nada




NO SEAN ingenuos. No hay plan B para la derecha. Si Piñera no es el candidato, pierden la elección. Ossandón, Kast, Allamand o cualquier otro no es competitivo. Lo saben ellos, lo dicen las encuestas, es cosa de sumar. Entonces, el plan B, es perder. Por eso, toda esta discusión recuerda la que tenía la Nueva Mayoría en la elección pasada. ¿Qué pasa si Bachelet no vuelve?, decían. Bueno, quedaban huérfanos. Por eso se aferraron a ella sin objeciones. Porque querían ganar.

Y ahora, están actuado de la misma forma. A ellos no les gusta Guillier. No es su candidato natural, pero es el que tiene las mejores posibilidades. Y si eso es así, no van a dudar en cuadrarse. Porque, nuevamente, lo que quieren es ganar. Su vocación de poder va más allá de todo.

La derecha, por su parte, tiende a ser muy frívola en esto. Para ellos la política parece ser un ejercicio más bien teórico. Por eso no dudan en cuestionar sus candidatos como si este fuera un asunto intelectual. Lo importante son las ideas, después veremos quién las representa, dicen. En política, eso es poner la carreta antes que los bueyes.

La cosa es simple. Piñera, con todos sus problemas, es mejor representante de la derecha que Guillier de la Nueva Mayoría. Eso lo saben todos. Bueno, si estos últimos no se enredan en aquello, entonces no se entiende que la derecha no pueda hacer lo mismo, dado que tienen menos dudas. En suma: farrearse a Piñera sería un autogol histórico y dejaría el sector aún más reducido de lo que está.

Ahora, es cierto que ésta no es un carrera ganada. Nunca lo ha sido.

Este país siempre ha sido mayoritariamente de izquierda. Por eso, no hay que entrar en pánico porque Guillier acorte su distancia con Piñera. Sabemos que la elección será reñida, pero lo importante es que la derecha sigue siendo muy competitiva, por ahora. Por eso, lo que corresponde es cerrar filas y salvar la elección.

Primero hay que terminar con el fuego amigo. Partiendo por Ossandón, quien ahora dice estar seguro que Piñera no le gana a Guillier, cuando lo único seguro es que él no le gana a nadie, si luego de meses en campaña no logra superar el 2% en las encuestas. Ese sí que es un experimento fallido, por decir lo menos.

Pero Piñera también tiene que reaccionar. Es claro que el frente de sus inversiones lo afecta y tiene que cerrarlo rápido. En eso nadie lo puede ayudar salvo él mismo. También tiene que activar su campaña, porque quedarse de brazos cruzados mientras Guillier crece es un sinsentido. Su incursión sobre el tema de los inmigrantes, si bien arriesgada, es un ejemplo de aquello. Uno podrá estar o no de acuerdo con su planteamiento, pero sin duda es un tema que moviliza.

Y la derecha no puede perder el foco. Lo único concreto que muestran las encuestas es que el gobierno de la Nueva Mayoría sigue cayendo, con un inédito 79% de rechazo. Es ahí, no en Piñera, donde hay que apuntar los dardos y pasarle esa cuenta a Guillier como heredero de aquello, por más que ahora quiera disfrazarse. En suma, apostar a que el cambio que quiere la gente, no lo puede representar un miembro de la misma coalición que hoy está en el poder.

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