La mañana del lunes, los partidos oficialistas llegaron hasta el comité político ampliado en La Moneda luego de tres semanas sin realizar una de esas instancias. Horas antes, en una cita en el Hotel Fundador, las colectividades acordaron uno de los puntos que presentarían en Palacio: acelerar el proyecto de federación de partidos que se presentó por parte del oficialismo a mediados de mayo.

La solicitud se hace en un momento complejo para el oficialismo. En las últimas elecciones, las del Consejo Constitucional, los partidos de gobierno fracasaron y debieron resignarse a ocupar 17 de los 50 escaños que tiene el órgano constituyente. De esa forma, la derecha supera los dos tercios que se necesitan para aprobar los cambios que decidan con respecto al anteproyecto que aprobó la Comisión Experta.

Además, dentro del oficialismo se percibe como una amenaza que el lío de platas asociado a los convenios adquiridos entre fundaciones y distintas reparticiones gubernamentales -y cuyo rostro más visible es el escándalo de Democracia Viva, protagonizado por exmilitantes de Revolución Democrática- los afecte electoralmente en los comicios que se avecinan, como las municipales de 2024.

Por lo mismo, dicen al interior de los partidos de gobierno, la idea de federarse y competir en bloque podría significar una gran ventaja, en particular para aquellas colectividades que, hoy por hoy, están por bajo el umbral electoral del 5% en la Cámara de Diputados.

El proyecto, en concreto, se encuentra en su primer trámite legislativo y, desde el 24 de mayo, duerme en la Cámara de Diputados, es decir, desde hace 83 días. Que no avance preocupa justamente a aquellos “partidos chicos” del oficialismo que, de aprobarse el umbral electoral del 5% visado por la Comisión Experta, quedarían fuera del Congreso y arriesgan desaparecer.

Ese es el caso, por ejemplo, de la Democracia Cristiana, el Partido Radical, la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) y el Partido Liberal, entre otros.

Los “partidos chicos” presentaron dicho proyecto al ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Álvaro Elizalde, el pasado 18 de mayo. Su idea matriz era “desincentivar la fragmentación política, regular la participación en los comités parlamentarios y permitir la federación de partidos políticos”.

Dentro del texto, además, se especificaba que, de ser aprobado, todo partido político podría federarse con otro u otros, y que se entendería por federación la “unión formalizada de distintos partidos políticos con un programa común que permite la presentación de candidaturas y la actuación conjunta, asegurando la preservación de la identidad y autonomía de partidos que integran la federación”.

En esta oportunidad, de acuerdo a quienes estuvieron presentes, fue la presidenta de la FRVS, Flavia Torrealba, quien volvió a poner el tema sobre la mesa y solicitó al comité político de La Moneda acelerar la tramitación del proyecto.

Tras la intervención de la timonel, fue el ministro Elizalde quien respondió. Según tres de los presentes, el titular de la Segpres planteó que la idea del proyecto que permite la federación de partidos es bien vista al interior del Ejecutivo.

De todos modos, el secretario de Estado adelantó que empujarán el proyecto en el Congreso, pero que presentarán indicaciones para que este pueda quedar mejor definido.

Otro de los que asistieron el encuentro fue el líder de los liberales, Juan Carlos Urzúa, quien señaló que “insistimos en la ley de federaciones que permita apalear la disminución de peso de los partido políticos. Ahí el gobierno se comprometió a avanzar con el tema. Es una herramienta para consolidar partidos que se están fragmentando, pero que tienen puntos en común. Permite tener una discusión más ordenada y menos fragmentada”.