Lorena Fica, cinco veces campeona de Chile: "El surf era el deporte de los hippies, ya no"

Lorena Fica
Foto: Patricio Fuentes.

La ariqueña de 24 años, que enfrenta desde este viernes una fecha del circuito mundial, en Pichilemu, repasa su carrera y asegura que ya piensa en su legado.



Lorena Fica, surfista, 24 años, ariqueña, campeona nacional cinco veces, la última, hace pocos días. Pasa por Santiago en su camino a Pichilemu, donde desde este viernes se desarrollará el Maui and Sons Pichilemu Women's Pro by Royal Guard, un nombre larguísimo que grafica muy bien que se trata de una fecha de la Copa del Mundo del circuito más importante. Posa para la fotografía, pero siente que le falta algo. La tabla. Sin ella, no hay imagen. "Si bien ya tengo cinco títulos nacionales, sigo haciéndolos porque, uno, es como un entrenamiento y, dos, porque sirve para estar cerca de las nuevas generaciones y ver cómo se viene el surf y qué puedo aportar yo a través de mi experiencia. A nivel internacional, mi meta son los WQS (primera división mundial de la World Surf League profesional)".

¿Por qué cree que tiene esta hegemonía en los títulos nacionales?

Creo que porque me dediqué a ser una surfista completa. El hecho de correr olas grandes, pequeñas, estar en olas tubulares, estar con distintas tablas, eso me ha dado posibilidades de estar lista para la adversidad, porque internacionalmente es así, uno no sabe con qué se va a encontrar.

Usted estudia administración, piensa ser ingeniera y trabaja ¿Se puede conjugar con el surf?

Se puede, tengo mis metas individuales, que son ganar títulos, ser campeona mundial y ver cuánto puede progresar mi surf, pero al mismo tiempo están mis metas colectivas que van en relación a cómo puedo aportar o devolver la mano de lo que me ha tocado vivir. El surf me ha entregado mucho, me ha ayudado a crecer como deportista y persona.

¿Devolver a quién?

A la comunidad. Quiero aportar. Por ejemplo, hace 13 años, cuando yo empecé, no había coachs, tuve que ir a buscar a Perú, a Brasil. El primer Pro Junior lo conocí de casualidad, porque me lo encontré de sorpresa en Perú, ahí supe que existía un circuito junior internacional. Saber esas cosas me hubieran acelerado el proceso. Esa es mi misión, educar a la sociedad, que se sepa qué es el surf y lo importante que es llevarlo a nivel profesional. Es un deporte súper exigente, como una mezcla entre la gimnasia y los deportes acuáticos. Una competencia son 20 minutos en el agua, pero súper intensos, requiere un estado físico y más que nada una capacidad mental.

¿Qué le gustaría traspasar a esas nuevas generaciones?

Principalmente que es un estilo de vida. Que el hecho de surfear limpia, purifica, que es un deporte súper sano, trabaja todo el cuerpo, enseña a respetar en la ola al que es mayor, al que lleva más tiempo, al que es local. Y lo otro es que mezcla, no hay clases sociales, somos todos iguales en el agua.

Quiere estar cerca, pero para competir en el primer nivel seguramente debe irse del país.

Lo he hecho. Paso mucho tiempo en Brasil, me fui un año a Australia. Pero más que irme para siempre, voy a capacitarme. En cuanto a estudios del surf y centros de alto rendimiento, Australia es la meca, donde están los mejores entrenadores del mundo.

Otro nivel.

Allá ven los movimientos, la biomecánica. Es un deporte súper complejo. Yo al principio lo veía fácil, pero al nivel que estoy ahora, lo encuentro imposible. Progresar una mínima cosa, cambiar la posición de un brazo, por ejemplo, puede demorar seis meses o un año.

¿Y usted, cuándo tomó esa decisión de ser 100% profesional?

Rip Curl, una empresa grande, decidió auspiciarse cuando gané mi primer título nacional, en 2014, me dieron la posibilidad de seguir un circuito mundial. En ese momento salía de cuarto medio y tenía pensado entrar a la universidad, pero tomamos la decisión en conjunto con mi familia y me di cuenta de que era una oportunidad que no podía dejar pasar. Dije: si voy a hacer esto, que sea mi universidad.

¿Durante el colegio, cómo lo hizo?

Tenía una mamá súper exigente. Me decían, te vamos a apoyar en todo, pero necesitamos un promedio sobre 6,5. Y en un colegio presencial. Al principio no entendía la exigencia de mis padres, pero ahora que estoy grande veo lo útil que fue, porque me dejaron con todas las herramientas, no tengo vacíos en mi educación.

¿Quienes fueron sus espejos para entrar a esto del surf?

Lo más cercano que yo tenía era Guillermo Satt que era de mi ciudad...

¿Pero, qué tan mayor es él?

Cuatro años. Después empecé a competir a nivel nacional contra Jessica y Janelle Anderson, Trini Segura, Pomare Tepano, ellas me pavimentaron el camino. Esa competencia va construyendo una deportista, el que tienes al lado, el que te apoya, el que admiras. Los admiro a todos.

Existe la idea de que el surf es relajado, una actividad de verano.

Durante mucho tiempo el surf se vio como el deporte hippie, ya no, ahora somos olímpicos y eso cambia. Hay personas que lo toman como hobbie y es válido, pero quien quiera ser profesional, que tenga las herramientas, ese es mi objetivo.

¿Cómo tomó que el surf sea incluído en el programa olímpico?

Para mí, fue increíble. Fue una forma de profesionalizar. Por ejemplo, en todos los nacionales empezaron a hacer doping. Entonces, llevan un registro, toma más seriedad, porque la verdad que más allá de ciertas drogas de las que dicen que no hacen nada, que lo ven más normalizado, son conductas antideportivas, perjudican al surf si tenemos gente así, puede desconcentrar a un equipo.

¿Qué tipos de casos aparecen?

Ha habido dos positivos, marihuana generalmente.

¿Cómo va en los rankings, en el camino a Tokio 2020?

En este momento estoy top 100 del mundo, pero me faltó una fecha. Contaba con muchas fechas en Sudamérica que al final no se realizaron, por falta de plata, generalmente.

¿Eso la obligó a ir más lejos?

Tuve que ir a Australia, hace dos semanas y de la nada. Si no, tendría un ranking muy bajo.

Es lo que sale más caro, salir de repente.

Pero más caro me sale no tener un buen ranking, para el próximo año poder acceder a torneos que son con cupos limitados.

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