Columna de Gael Yeomans: 40 horas para vivir mejor



La semana pasada, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó y el Presidente promulgó el proyecto de 40 Horas. Cinco años tuvieron que pasar para que lográramos acordar que reducir la jornada es beneficioso para el país, y que si vivir mejor es posible y necesario, una de las condiciones para avanzar por ese camino era reducir el excesivo tiempo que hoy pasamos en nuestros trabajos, con el fin de destinarlo a estar con nuestras familias o simplemente tener mayor tiempo libre.

En el proceso pusieron mil excusas, inventaron e inventaron problemas para que este proyecto no avanzara. Dijeron que iba a afectar los empleos, que iba a tener impactos en la productividad, en las pymes, en los salarios, que no íbamos a poder apagar incendios o jugar la Copa América. Una a una se fueron cayendo.

Se cayó la excusa de que iba a afectar a los emprendedores. Es más, han sido las pymes quienes en su mayoría se han acogido al sello de 40 Horas que implementó el gobierno, 90% han sido mipymes y el 10% emplea menos de 10 personas.

Se cayó la excusa de que afectaría la productividad. Han sido los mismos trabajadores y trabajadoras quienes han visto mejoras en su salud, en sus condiciones laborales y con ello en su productividad gracias a este proyecto. Un estudio de la Startup Geovictoria comparó a las empresas que tienen jornadas laborales de 45 y 40 horas, evidenciando que, en estas últimas, las ausencias laborales se redujeron, que los trabajadores cumplieron mejor su jornada laboral y que se redujeron hasta un 40% las licencias médicas.

La importancia de este proyecto no solo radica en los beneficios materiales que va a tener para las familias chilenas, que van a contar con más tiempo para compartir, para descansar y que, por cierto, van a poder volver más temprano a sus casas, aportando a que se sientan más seguras, sino también para instalar una cultura que promueva trabajos más dignos, más humanos y más compatibles con la vida personal.

No eran problemas técnicos o económicos los que tenía este proyecto. No eran reales las excusas que se pusieron, lo que hacía falta era, simplemente, falta de voluntad. Hoy podemos decir que tenemos una reducción efectiva de la jornada laboral a 40 horas, que tendremos mejor calidad de vida, más tiempo para nuestras familias, empleos más dignos y una vida mejor. En esa senda debemos seguir.

Por Gael Yeomans, presidenta de la Comisión de Hacienda, diputada de Convergencia Social

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