Columna de Fernando Ayala: La sombra del siglo XX

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Son muchos los temas pendientes que dejaron las grandes potencias del siglo XX y que nos acompañan hasta hoy. El nuevo orden internacional instaurado después de la Segunda Guerra Mundial que suponía daría paz con la creación de Naciones Unidas dio paso a graves conflictos regionales, muchos de ellos ideológicos, que no terminaron con la caída del Muro de Berlín y desaparición de la Unión Soviética. Ello no ocurrió y hoy vemos que crece una disputa por la hegemonía y el control de los mercados tecnológicos y tradicionales, es decir una lucha de poder a nivel global entre las dos principales potencias: los Estados Unidos y China. Cada uno de ellos, a su manera, usan su poder e influencia para acrecentar o conquistar espacios políticos, mercados y lugares estratégicos. La ventaja la lleva Estados Unidos al disponer de una fuerza militar capaz de operar en cualquier lugar del planeta junto a la expansión de sus bases militares y alianzas como hemos visto ha impuesto en los Balcanes, en Albania y Kosovo o en el Asia Pacífico, con el acuerdo entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos, conocido como AUKUS. Asimismo, ha alineado tras suyo a la Unión Europea que renunció a una política de defensa autónoma. Por su parte China ha desarrollado una política de largo plazo que ha ido materializando sin necesidad de usar el llamado poder duro, si no conquistando espacios explotados y abandonados por las potencias coloniales, principalmente europeas, en África y otros lugares.

Las nuevas generaciones deberán vivir con la larga sombra del siglo XX que continuará presente como lo estamos viendo con la dramática situación del Medio Oriente que amenaza la estabilidad de la región y cuyos efectos se harán sentir en todo el planeta. En 1947 la recién creada Naciones Unidas por medio de la resolución 181, aprobó la partición de Palestina y la formación de dos Estados. En 1948 se creó Israel mientras que, transcurridos ya 75 años, los palestinos continúan esperando constituir un Estado soberano y que se cumpla lo resuelto por el máximo organismo internacional. El veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad paraliza la voluntad de la inmensa mayoría de países en Naciones Unidas.

Una situación tampoco resuelta hasta hoy y foco permanente de tensión es la península de Corea, dividida por una guerra (1950-1953) que aún no concluye en lo formal, sino rige un armisticio unilateral desde 1953 firmado por Corea del Norte, Estados Unidos y China, debido a que los coreanos del sur se negaron a reconocer la partición de la península. El acuerdo ‘temporal’ dura ya 70 años y la división continúa generando tensiones entre ambos países y en la región, destinando miles y miles de millones de dólares en armamento. Rusia y China se encargan en el Consejo de Seguridad de mantener el apoyo al régimen de Pyongyang.

Hace 51 años que el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, sorprendió a sus aliados y al mundo al visitar la República Popular China en 1972, encontrar a su líder Mao Zedong, reconocer “una sola China” es decir a Taiwán, Hong Kong y Macao como parte integral del país y establecer posteriormente relaciones diplomáticas y acuerdos de cooperación. Eran los años de la Guerra Fría con la Unión Soviética y todo lo que fuera aislar a Moscú, aun a costa de sacrificar principios, era y es parte del poder real para ambos países. Con el paso de los años y la desaparición de la Unión Soviética se pasó de la amistad a una creciente rivalidad y disputa que vemos crecer cada día. Mientras Taiwán busca ser reconocido como Estado soberano, solo 13 países lo reconocen de los 193 que forman Naciones Unidas.

Las nuevas generaciones de políticos crecidos bajo esta pesada sombra deberán administrar este Orden Mundial agotado, amenazado por el cambio climático, la desigualdad, el crecimiento demográfico, las olas inmigratorias que se acentuarán y el peligro de que una guerra regional pueda derivar en una conflagración global. Paradójicamente nunca el ser humano ha alcanzado un dominio tan alto de la ciencia y tecnología en todos los planos que han facilitado el alargamiento de la vida de los seres humanos.

Fernando Ayala, exembajador y exsubsecretario de Defensa.

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