Columna de Gabriela Clivio: Busquemos hacer las cosas mejor

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FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO


En estos días hemos estado literalmente inundados de tres tipos de noticias: las personas secuestradas en Israel y los enfrentamientos bélicos, el deporte y la política. Yo voy a referirme a estos últimos dos temas. En deportes, en un corto intervalo de tiempo, sucedieron dos eventos con un denominador común. Por un lado, el sábado pasado, se jugó la final de la copa mundial de Rugby. En dicho partido, quedó bastante claro que, a veces, no hay mejor estrategia para ganar un título y el reconocimiento asociado que el statu quo combinado con una férrea defensa. Así, el equipo de Sudáfrica volvió a consagrarse campeón. Por otro lado, el domingo se realizó una nueva carrera de F1, esta vez en México. En esta oportunidad, el piloto que debiera haber ganado por estar en su país, Checo Pérez, quedó fuera de la competencia desde la primera curva como consecuencia de una maniobra demasiado arriesgada. Insólitamente, de no haber hecho esa maniobra y dada su extraordinaria largada, lo más probable es que Checo hubiera terminado en el podio en vez de terminar en los pits. Finalmente, en el país, en materia de deporte están llevándose a cabo los Juegos Panamericanos, donde lo que más llama la atención es lo vacías que están las tribunas y la presencia de funcionarios públicos en horario de trabajo.

El paralelismo que quiero hacer es con la política y por supuesto con la política económica. En materia política, varios seguimos digiriendo el resultado (para algunos) inesperado de las elecciones en Argentina del 22 de octubre. Ese domingo, Sergio Massa, actual ministro de Economía de un país con una inflación anual de 138,3%, obtuvo el 37% de los votos. Mientras tanto, Javier Milei, quien encabezaba los sondeos, alcanzó el 30% de los votos. Massa de alguna manera es en gran parte responsable de esta inflación y de la tremenda devaluación del peso con respecto al dólar. En los hechos, desde que Massa asumió su cargo, el precio del dólar blue (mercado informal) pasó de cotizarse en 300 pesos a 1.000 pesos. La pregunta es: ¿cómo se explica entonces el resultado? Muy fácil, en las semanas antes de la elección, el ministro de Economía puso la política económica a su favor. Se otorgaron bonos a los jubilados, y se eliminó el impuesto a la renta para el 99% de los trabajadores, además de repartirse refrigeradores y colchones en la periferia del Gran Buenos Aires. Las medidas tienen un costo aproximado del 1% del PIB.

El problema que surge cuando las medidas económicas se ponen al servicio de algunos es que muchos pueden terminar votando con el bolsillo, perjudicando finalmente a todos. La clave de la segunda vuelta estará en el votante del centro, que es aquel que seguramente querrá que su país evite una nueva recesión económica. En Chile en poco tiempo más también habrá elecciones, ojalá que el resultado de la votación sea lo mejor para todos y dejemos atrás la incertidumbre.

Por Gabriela Clivio, economista y académica

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