Columna de Gonzalo Islas: El "Ladrillo" de Milei



“Modificado el Sistema Cambiario: Reajustados precios del dólar”, “Se oficializa la libre importación de 2.400 productos”; “Gobierno ordena drástica reducción del Gasto Fiscal: Reducción del 15% de los gastos aprobados”. ¿Se trata de los anuncios del gobierno de Javier Milei? No, todos los anteriores son titulares de diarios chilenos durante los primeros meses de 1974.

Las medidas anunciadas por el nuevo Presidente argentino en su discurso de asunción de mando y luego detalladas por su ministro de Economía, Luis Caputo, y el propio Milei el martes 19 en cadena nacional, presentan un alto grado de coincidencia con las propuestas contenidas en “El Ladrillo”, documento preparado por un grupo de economistas durante los últimos meses de la Unidad Popular y que luego se convirtió en la base del plan económico implementado por la dictadura militar, sentando las bases de la modernización de la economía chilena.

Sobre la política cambiaria, Luis Caputo señala: “Vamos a sincerar el tipo de cambio oficial, para que los sectores productivos tengan los incentivos adecuados para aumentar la producción”. No muy distinto a “El Ladrillo”, donde al analizar la política cambiaria se indica que, si ésta “hubiera sido realista y conducente a un tipo de cambio de equilibrio, se habría expandido el sector exportador a una tasa más acelerada”.

Tal como señala el ministro de Economía argentino al anunciar el fin de los múltiples subsidios que han llevado a un enorme déficit fiscal: “Los argentinos ya se habrán dado cuenta que estos subsidios no son gratis, sino que se pagan con inflación. Lo que te regalan en el precio del boleto, te lo cobran en los aumentos en el supermercado”. En “El Ladrillo” se habla de “un crecimiento verdaderamente increíble del gasto público”, el cual genera “crónicos déficits fiscales que son financiados a través de emisiones monetarias que alimentan el proceso inflacionario”, concluyendo que la inflación es finalmente consecuencia de un intento fallido de mejorar artificialmente los niveles de vida de la población.

El diagnóstico similar se refleja también en las medidas anunciadas, como el ajuste fiscal, liberalización de precios, eliminación de controles cambiarios, privatizaciones, y, en general, la desregulación y la entrega de un rol central al mercado en la asignación de recursos, reemplazando al control estatal. Existen dos diferencias importantes, la primera es el contexto político en que se implementan estas reformas, una dictadura en el caso chileno y un régimen democrático en el caso argentino. Por otra parte, mientras que en Chile la apuesta inicial fue por un ajuste gradual y solo a partir de 1974 se impuso la teoría de la terapia de shock, el gobierno de Milei apuesta al shock desde el inicio, tal como lo reflejan las medidas contenidas en el extenso “Decreto de Necesidad y Urgencia” presentado el martes 19.

¿Cuál será el resultado? Como han señalado Caputo y Milei, los costos de programa de ajuste son altos: “Vamos a estar durante unos meses peor que antes, particularmente en términos de inflación”. En el caso chileno, la reducción de la inflación fue un proceso que tomó varios años. De hecho, se mantuvo en 3 dígitos hasta 1977. El impacto del ajuste y las reformas sobre el mercado laboral también fue considerable en nuestro país: entre 1975 y 1981 la tasa de desempleo se mantuvo sobre el 10%.

¿Tendrá la fortaleza política el nuevo gobierno argentino para sostener sus políticas a estos costos? Tal como repitió varias veces Javier Milei en su discurso de asunción: “El desafío es enorme”.

Por Gonzalo Islas Decano Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas

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