Columna de Pedro Pizarro: ¿Cómo avanzar en una reforma previsional viable?

Foto: Andrés Pérez


La reforma de pensiones ha dado mucho que hablar, no solo en términos técnicos, sino que también en términos de la contingencia política nacional. Con el Gobierno empecinado por marcar hitos y desviar la atención tras el fracaso de la reforma tributaria y el caso Fundaciones, el equipo que lidera la reforma de pensiones ha mostrado poca ductilidad al momento de negociar, ya que siguen, en los hechos, avanzando con urgencia en el Congreso con un proyecto que mantiene la idea de que la cotización adicional de 6% vaya a cuentas nocionales, manejadas 100% por el Estado. Estaríamos hablando de casi US$ 3.000 millones al año que los gobiernos de turno manejarían a su antojo.

El punto es el siguiente: ¿cuál debería el objetivo último de esta reforma, sino mejorar las pensiones? No queda otra que insistir en el plano técnico para dar una respuesta, que afortunadamente, esta vez calza perfectamente con lo que desea la mayoría de la ciudadanía, según lo que han mostrado de manera consistente y robusta las encuestas y últimas elecciones: libertad de elegir quien le administra sus fondos, que los fondos vayan a las cuentas individuales, y que éstos sean heredables.

Así, es loable que desde la oposición hayan aparecido en más de una ocasión propuestas concretas con medidas que apuntan a mejorar las pensiones, tanto los de hoy como los de mañana, que profundizan las medidas que Chile Vamos ya había presentado en abril pasado. La propuesta que ha circulado por medios de prensa de parte de Renovación Nacional en los últimos días, propone fórmulas para aumentar la PGU ahora, con cargo a impuestos generales y premiando la formalización, todo a un costo menor que el que señala el Gobierno en su proyecto que, por lo demás, no parece estar debidamente financiado. Además, la propuesta incluye un sistema de solidaridad, desde hombres a mujeres, que mejora sustancialmente las pensiones de éstas últimas, dentro del esquema actual de cuentas individuales.

Los hechos, sin embargo, parecen indicar que el Gobierno ha decidido avanzar con su propuesta original a trompicones, sin ánimo real de buscar acuerdos. En el Congreso, comenzarán a debatir sin siquiera sentarse a discutir los pros y los contras de las propuestas del Gobierno y de la oposición. Así, los llamados del Gobierno a lograr un acuerdo amplio parecen ser sólo frases hechas, sin mucho sustento.

El consenso técnico y ciudadano no está por un proyecto que crea un fondo común capturado por el Estado, ni por una estatización de las labores de administración de las pensiones. La ministra Jara ha dicho que no está enamorada de las herramientas. Bien haría entonces en estudiar con detención esta alternativa de propuesta, desacelerar el tranco de la discusión parlamentaria, y darse el tiempo de alcanzar un acuerdo técnico que tenga viabilidad política. No se saca nada que invocar a la Patria para una reforma previsional, si no se está dispuesto a escuchar lo que los habitantes de la Patria quieren de la misma.

Por Pedro Pizarro, director del Instituto Libertad.

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