Columna de Yanira Zúñiga: ¿Avance o regresión?



Ad portas del plebiscito, los derechos de las mujeres están en el centro del debate. Hay voces -entre las que me incluyo- que afirman que la propuesta de nueva Constitución envuelve amenazas de regresión; mientras hay otras que ven en ella un avance y descartan esta posibilidad.

Quiero justificar por qué esta última postura me parece discutible. Por un lado, ella obvia la posición política (conservadora, a ratos abiertamente antifeminista) de quienes redactaron la propuesta. Como en la práctica jurídica chilena hay una tendencia a privilegiar la interpretación originalista, basada en la intención del creador de la norma, esta cuestión es relevante. Los autores de la propuesta constitucional son los mismos que se han opuesto a la entrega de la píldora del día después, la despenalización del aborto, la educación sexual y no sexista, la provisión de cursos de género en universidades, la paridad y un largo etcétera. ¿Abandonaron, entonces, súbitamente esa cruzada? Por otro lado, “la tesis optimista” no considera el retroceso global de los derechos de las mujeres debido a las ofensivas conservadoras. El caso más conocido es el de Estados Unidos. Después de los nombramientos hechos por Donald Trump, la Corte Suprema, en 2022, borró de un plumazo la jurisprudencia que, desde 1973, consideraba que el aborto era una decisión privada de las mujeres en la que no cabía interferir. A resultas de lo anterior, tal como expresaron los jueces disidentes de ese fallo, “las jóvenes llegarán a la mayoría de edad con menos derechos de los que tenían sus madres y abuelas” y “Estados Unidos retrocedió unos 150 años”, como dijo el Presidente Biden. Quienes descartan el riesgo de retroceso aquí parecen creer, como el expresidente Piñera, que Chile sería un “verdadero oasis” en el mundo.

Todo texto normativo encierra incertezas y nadie puede asegurar nada con absoluta certeza; pero es posible proyectar interpretaciones, es decir, hacer conjeturas sobre si habrá continuidad o ruptura de la tradición anterior. Como la interpretación constitucional se realiza tejiendo sentidos, intercomunicando palabras y contextos, no basta escoger ciertas fórmulas, por más promisorias que estas parezcan en el papel (por ejemplo, la no discriminación en materia laboral o la referencia a la conciliación y al cuidado en la propuesta), para desde ahí desprender significados generales sobre un estatuto constitucional. Sobre todo, cuando se trata de derechos que han sido históricamente foco de resistencia. La propuesta de nueva Constitución no ofrece nada que no pueda conseguirse a través de la Constitución del 80, la cual no pone cortapisas al desarrollo legislativo en materia de igualdad de género, paridad o cuidado; ni tampoco, dadas las recientes interpretaciones, al avance de derechos procreativos. Los pocos avances de la nueva propuesta, están, en cambio, hipotecados, encorsetados en una visión conservadora de las mujeres y de sus vidas.

Por Yanira Zúñiga, profesora Instituto de Derecho Público, Universidad Austral de Chile

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