Dignidad en la ciudad



SEÑOR DIRECTOR:

Ya parecemos acostumbrados al patrimonio rayado, las iglesias tapiadas y las rejas por todos lados. Las familias se repliegan de los barrios céntricos, los negocios cierran temprano y lo que antes acogía una sana vida citadina, hoy parece una desolada ciudad en guerra.

Es que donde hubo fuego, cenizas quedan. El octubrismo recién derrotado y sus voceros políticos, justificaron la violencia en aras de una pretendida dignidad, pero nos arrebataron lo más digno que teníamos. Decían luchar para derrotar un modelo privatizador, pero privatizaron para ellos los espacios de todos. Reclamaban que solo unos pocos gozaban del desarrollo, pero destruyeron lo que ese desarrollo brindaba a todos por igual.

No nos dejemos acostumbrar por este individualismo campante. Sepultada la refundación octubrista, ahora queda barrer las cenizas y recuperar los espacios públicos que su violento paso destruyó. Es tiempo de que nuestras ciudades recuperen la dignidad, cuidando lo que es de todos y llenando de sentido la tan anhelada convivencia en paz.

Juan de Dios Valdivieso

IdeaPaís

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