El fin de la fiesta de disfraces



Por Óscar Guillermo Garretón, economista

Nada sorprendente, todo previsible desde hace años. Está culminando en la izquierda chilena una fiesta de disfraces comenzada hace ya mucho tiempo. Se trata de la ruptura de una “unidad” que nunca fue tal. En unos, Frente Amplio y PC, su objetivo fue desde siempre derrotar a esos vencedores de la dictadura... que, al lograrlo, habían vencido también las ideas y políticas que ellos propiciaban. Rechazando una violencia que se demostró inútil, construyendo alianza con “no revolucionarios” como la DC y gobernando 20 años de progreso para su pueblo. Fue la vitrina de logros, donde una vieja izquierda latinoamericana contrastó sus fracasos, tanto para vencer, como en los pocos casos que triunfó: Venezuela, Nicaragua…

PS, PPD, DC y PR son los otros, los desangrados. Renegaron de su obra más contundente y de tanto pedir perdón por sus “desviaciones”, terminaron burlados por quienes nunca dejaron de desprestigiar sistemáticamente la obra que más los distinguía ante su pueblo.

Lavín entendió antes el juego: saltó al abordaje del espacio socialdemócrata vacío. Los con más visión olieron que, al parecer, eran más vistos como enemigo a derrotar que como aliado. Clamaron entonces unidad -¡el objetivo es derrotar a la derecha!-, pero ya era tarde. Debieron inscribir a la carrera Unidad Constituyente.

El miércoles se impuso en la oposición priorizar la disputa por el electorado de izquierda en el próximo rosario de elecciones. Frente Amplio y PC apuestan que es tiempo de arrebatar a PS y PPD la hegemonía que estos han mantenido desde su exitosa lucha contra la dictadura; y de paso deshacerse de una incómoda DC.

Habrá toda clase de reclamos de “unidad” y volteretas para eventos electorales. Por ejemplo, para segunda vuelta presidencial, a la que puede arribar el bien posicionado Jadue, sin rival hoy en la oposición y menos en la alianza Frente Amplio-PC. Por otro lado, ¿renacen MEO y Velasco como figuras políticas en Unidad Constituyente?

Pero lo central es la disputa de la hegemonía en la izquierda. Por un lado el PC más el ganoso pero inconsistente relevo de la vieja élite, porque eso es el grueso de la dirigencia del Frente Amplio. Por el otro, partidos que se hicieron vulnerables al renegar públicamente de su obra y pretender culposos, ser lo que sus rivales han sido de siempre.

Todo esto, ¿tiene que ver con el futuro? Solo en sus consecuencias, ni a una ni a otra se le conocen proyectos de futuro. La obsesión compartida es por el pasado, unos para denigrarlo y otros para pedir perdón por él.

Quedan aun muchas cosas por pasar, pero lo del miércoles ha sido buena noticia para la derecha. No lo ignoran, simplemente la prioridad ahora es la competencia por la hegemonía en la izquierda. Se perfilan tres tercios desiguales a futuro. Uno mayor, Chile Vamos, gracias a sus acuerdos; y otros dos disputándose con saña el segundo lugar.

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