El libro de Sara



Por Pablo Badenier, ex ministro del Medio Ambiente

“Ecología y Política”. Ese es el título del último libro de la reconocida ambientalista chilena Sara Larraín. Contundente ensayo que invita a revisar las bases del pensamiento ambiental, cuya diversidad y amplitud de ideas se han visto reflejadas en los múltiples seminarios telemáticos que se han desarrollado a la hora de abordar el tema “Constitución y Medio Ambiente”.

La pertinencia y oportunidad de la obra, cobra especial importancia al proporcionar elementos sustantivos, de orden histórico, cultural y antropológico, que permiten comprender la intensidad y profundidad del pensamiento ambiental. El ensayo recorre sucintamente el pensamiento judeocristiano que influenció en la visión teocéntrica y antropocéntrica, que ha separado al hombre de la naturaleza, construyendo una idea materialista y utilitarista sin consideraciones para facilitar el uso y aprovechamiento de los bienes que provee la naturaleza. En dicha reflexión, coincide con lo expresado por S.S. Francisco en “Laudato Si”, con una de las principales causas de la depredación de la persona sobre su entorno. Una suerte de “señorío”.

El malestar ciudadano también tiene fundamento en esa relación que constata la incapacidad de encauzar el desempeño ambiental del país, disciplinar a los actores económicos y desarrollar una oportuna acción del Estado. Lo anterior, puede explicarse a partir de nuestra forma de entender la relación de la especie humana y la naturaleza.

En tal orden de cosas, el aporte de Sara Larraín es doble, por cuanto releva al sitial que corresponde a la ecología en la discusión ambiental, reponiendo su mayor significancia práctica y trascendencia histórica, orientada al reencuentro de la persona y la naturaleza.

Ecología y Política permite escudriñar sin temor el fundamento de aspirar a un desarrollo sustentable, a vivir en un medio ambiente sano, que reconozca la función social y ecológica de la propiedad. Como señala Sara, “el enfoque ecológico en la nueva Constitución debería estar presente en los principios, los derechos, los deberes, la institucionalidad y las formas de gobernanza”.

Si el Estado ha fallado como garante del interés público, se necesita más y mejor Estado. Un actor insustituible que debe abrirse a nuevas formas de participación y decisión. En el campo de la sustentabilidad, la descentralización de las decisiones y la concurrencia colegiada de distintos actores se erige como parte de la solución.

La obra constituye, probablemente, el texto que de mejor manera pone en perspectiva la relevancia de las decisiones que se deberán tomar, en el marco de la Convención Constitucional, para organizarnos como país con un objetivo común y compartido como el desarrollo sustentable. Su alcance involucra a los que vendrán y reconcilia nuestra relación con la naturaleza, eso sí, en el marco del denominado principio de Jonas: “El hombre tiene poder de elección y de acción sobre la naturaleza, por lo tanto, tiene el deber de preservarla”.

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