El proceso constituyente



SEÑOR DIRECTOR:

La encuesta CEP da cuenta que un 67% de los chilenos apoya una nueva Constitución. Así la nueva Ley Fundamental nacerá en democracia, con la aprobación ciudadana y con legitimidad de origen. Se abre así una nueva etapa en la vida institucional del país, que permitirá contribuir a la unidad nacional. Será el verdadero fin de la transición política hacia la democracia que se inició en 1990.

La Constitución Política prevalece por sobre todas las demás normas y se ubica en la cúspide de la primacía constitucional del ordenamiento jurídico chileno. Representa el consenso nacional. Se le denomina la casa de todos, es inclusiva y cobija a toda la nación y sus ciudadanos la reconocen como tal. Representa en última ratio el paradigma civilizatorio común de la sociedad, las aspiraciones de la mayoría de los chilenos y se convierte en el ethos institucional de la república con los principios que han forjado nuestra nacionalidad y la convivencia democrática propia de nuestra tradición histórica.

Las constituciones no son pétreas y deben adaptarse al signo de los tiempos y a los cambios sociales y políticos que experimentan las sociedades. Han transcurrido 40 años de la Constitución de 1980 y las diversas reformas introducidas no han logrado sanear su ilegitimidad de origen, ni hacer desaparecer sus enclaves antidemocráticos ni su ideología autoritaria.

El nuevo texto constitucional será escrito por el órgano constituyente que se elija, que deberá respetar algunos límites: la existencia del régimen democrático y republicano, el carácter unitario del Estado, sus autoridades deben ser electas por voto popular y sujetas a rendición de cuentas, la no regresividad de los derechos humanos fundamentales y respeto por los tratados internacionales ratificados por Chile y "no podrá ponerse término anticipado al período de las autoridades electas".

Nelson Hadad

Abogado y ex embajador de Chile

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