La deuda es del Estado



SEÑOR DIRECTOR:

La agricultura de La Araucanía tiene su propia historia, también con muchas víctimas. Familias completas terminaron entregadas a la barbarie de la época, sin la protección que ofrecía el Estado cuando hace 150 años implementó una política pública para reclutar personas en Europa, con el fin de poblar y desarrollar esta zona.

Luego, a principios del siglo veinte, después de habilitar con el esfuerzo personal pequeñas porciones de suelo y poco apoyo de infraestructura pública, nace una incipiente actividad silvoagropecuaria, dando origen a la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco.

Como agricultores, no aceptamos ninguna culpa ni responsabilidad por la historia vivida por los pueblos originarios, ni las falsas promesas que el Estado les ha hecho. No es soberbia, simplemente no corresponde hacernos cargo de pagar reivindicaciones ni indemnizaciones. La agricultura no tiene ninguna deuda histórica. No es correcto hacer juicios de valor sobre hechos ocurridos hace cien años con criterios, visiones y sensibilidades actuales.

Nuestra agricultura regional ha hecho su aporte a Chile. En alimentos e impuestos y en territorio, porque fue esta actividad la que le dio forma a La Araucanía, hizo crecer pequeñas localidades y mantuvo poblada la región por más de un siglo, logrando así que el Estado de Chile pudiera ejercer su dominio sobre territorios que eran llamados La Frontera.

Hoy, lamentablemente vivimos una escena recurrente. Un agricultor parado en el portón del predio, solo, mirando a 30 o más personas, que lo culpan de las desgracias de sus vidas en el campo; de la falta de agua, de las heladas y los temporales que botan las líneas eléctricas, recibiendo las descargas de sus frustraciones de falsas promesas recibidas, y que por algún motivo, el agricultor tiene que pagar con amenazas de incendio deslizadas sutilmente, y otras veces, expresamente. Esos sí son diálogos para valientes. Hacemos bastante más que solo hablar de “diálogo”.

La agricultura es la solución. Somos los agricultores quienes podemos mejorar las condiciones de seguridad alimentaria para todo el país. Cada hectárea de trigo que no se siembra, son cinco toneladas de pan que no se producen. Por esto, nuestros esfuerzos están dirigidos a promover que se cultive, siembre o plante la mayor superficie posible en la región. Ese es nuestro mandato. Si hay “deudas históricas”, son del Estado.

Roberto Heise Möller

Presidente Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco A.G.

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