La (mejor) noticia de Casen 2017

Encuesta Casen 2017 devela baja en la pobreza


Quizás alguien recuerde la amarga polémica que afectó a la encuesta Casen 2011. Era un año políticamente complejo (¡cómo olvidarlo!) y los ánimos estaban caldeados. Los reproches y descalificaciones fueron durísimos entre las varias partes que participaban: Ministerio de Desarrollo Social, Departamento de Microdatos de Universidad de Chile y Cepal. A tal extremo llegó la reyerta, que Cepal decidió, textualmente, "no seguir participando activamente en la medición oficial de la pobreza en el país", Microdatos se enfrentó ásperamente al Ministerio y el rector Carlos Peña tituló su columna dominical en El Mercurio con el inquietante título de "¿Miente el Presidente sobre la Casen?" (19 agosto, 2012).

No ha pasado tanto tiempo de todo eso cuando la semana pasada recibimos la versión 2017 de la misma encuesta. Ha habido diversas opiniones, por cierto, pero convengamos que es un mundo de diferencia respecto al affaire 2011. Esta vez hablamos de interpretaciones respecto a la evolución de la pobreza, si acaso es más relevante el indicador de ingresos o el multidimensional, o qué sucede con las diferentes mediciones de desigualdad. También, era que no, se discute sobre las causas y (hay política en esto) quién se queda con los méritos y quién debe cargar con las culpas de tales evoluciones. Lo realmente importante, ahora todos leemos los mismos datos.

Lo ocurrido en 2011, que se repitió después con el fallido censo de 2012, hizo temer a muchos, entre los que me incluyo, que estábamos en presencia de un deterioro grave y quizás irreversible en la confiabilidad de nuestras estadísticas públicas. Afortunadamente, estábamos equivocados. La mejor noticia que trajo la Casen 2017 es que exista, que sea aceptada, que esté abierta en forma transparente y que cada cual pueda sacar de ella las interpretaciones que estime. Tener diferentes opiniones es un derecho, pero tener diferentes datos es una tragedia. La reciente entrega del censo 2017 por parte del INE, refuerza esta visión optimista respecto al futuro de nuestra institucionalidad.

Sin embargo, lo logrado no es suficiente. Hay dudas e inconsistencias respecto a otras mediciones (ej. empleo). Falta avanzar en el importante proyecto de ley que permanece desde hace varios años en trámite legislativo, el cual consagra la indispensable independencia del INE y de todo nuestro sistema de estadísticas nacionales. Además, propone importantes avances en estándares de calidad, accesibilidad y unificación de los datos. Es el momento para progresar en él.

Son buenas noticias las de la Casen, pero quizás nunca fue tan claro ni más evidente, esta vez el medio es el mensaje.

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