La Mujer Torniquete



Marcela Rodríguez no fue ni la primera ni la última mujer combatiente en Chile, pero la llamada “Mujer Metralleta” vive en la memoria de muchos chilenos que nunca olvidarán el legado de muerte y terror que dejaron sus años de participación en la resistencia. El movimiento juvenil Lautaro, al que perteneció, fue una organización guerrillera que mediante atentados explosivos y asaltos buscó no solo terminar con la dictadura, sino también sabotear el retorno a la democracia.

“Los jóvenes son parte importante de una revolución. Son ellos los que tienen que ser responsables y hacer las cosas bien”, decía la Mujer Metralleta, rememorando su historia hace algunos años. Ponía el acento en el importante rol que cumple la formación de niños y jóvenes para perpetuar los objetivos de estas guerrillas.

Patricia Muñoz es lo más parecido a una mujer combatiente que tenemos hoy en día. Pero, a diferencia de la guerrillera Rodríguez, Muñoz no empuña armas, sino que ejerce su resistencia mediante una plataforma comunicacional y política de gran impacto e incidencia.

Desconocida hasta que asumió en julio del 2018, a poco andar delineó su objetivo fundamental: “Seré la piedra en el zapato de muchos”. No tuvo problemas para afirmar, desde el feminismo radical, que los niños que están por nacer no son niños y no son objeto de protección; se querelló y persiguió a cuanto carabinero se le cruzó por delante; y hace un año atrás, no dudó en acusar de proselitismo a La Moneda porque un grupo de niños le cantó el cumpleaños feliz al Presidente.

La campaña de la Defensoría que llama a los niños a saltarse los torniquetes y a caminar juntos a la revolución no es un desatino como algunos erróneamente quieren creer ni tampoco un descuidado uso de metáforas, como alega la institución al defenderse. Al contrario, es una reflexión consciente y provocadora de la ideología que promueve y defiende esa institución y que refleja, de pies a cabeza, lo que piensa la Defensora respecto del estallido de violencia y la forma de abordar el proceso constituyente.

Sin lugar a dudas, de haber podido, Patricia Muñoz habría saltado cada uno de los torniquetes junto a los miles de jóvenes que dieron inicio a la revolución más violenta que ha vivido Chile en el último tiempo. Por eso mismo, lejos de arrepentirse y enmendar el error –eliminando el video y paralizando la campaña– la Defensora ha doblado la apuesta, culpando al resto de no haber comprendido el supuesto sentido original que proponía el autor y celebrando la división profunda que genera su irresponsable campaña. Al igual que la Mujer Metralleta, la Mujer Torniquete sabe que la rebeldía contra lo establecido se debe inculcar a los niños desde pequeños y desde cada espacio de representación posible.

En cualquier país razonable, Patricia Muñoz sería directora de una ONG de extrema izquierda o panelista en una radio subterránea y alternativa. Pero en Chile, la nombramos en una institución de la máxima relevancia y le permitimos, impunemente, que actúe como francotiradora de ideologías de izquierda financiada con recursos de todos los chilenos. No solo espero que los diputados soliciten su destitución, sino que además, la Corte Suprema la haga efectiva y destierre el activismo político de esta institución para que volvamos a centrarnos en la defensa y protección de los niños, que es lo verdaderamente relevante.

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