La unidad que necesitamos



Por Sergio Muñoz Riveros, analista político

Las calamidades que se nos vinieron encima por causa de la pandemia representan un reto gigantesco a nuestro sentido de comunidad. De la forma en que enfrentemos tal reto depende la posibilidad de que no se frustren indefinidamente las perspectivas de progreso que Chile abrió en las últimas décadas. El retroceso económico-social es de tal magnitud que la sola recuperación del nivel anterior a la crisis demandará varios años. Es real la amenaza de estancamiento. Precisamente por eso, hay que anteponer el interés nacional al partidismo, el entendimiento a la confrontación.

Tiene un inmenso valor que el gobierno y tres partidos de oposición (DC, PS y PPD) hayan pactado las bases de un plan de emergencia por 12 mil millones de dólares para los próximos 24 meses. Para que ello fructificara, fue clave el aporte altamente calificado de 16 economistas de diversas sensibilidades, quienes elaboraron una propuesta que establece una base fiscal sólida al esfuerzo de protección social y reactivación de la economía. Es de esperar que en el Congreso prime una disposición constructiva en la tramitación de los proyectos de ley, y que el gobierno administre los recursos públicos con extremo rigor. 

La experiencia histórica enseña que, luego de las guerras y las grandes catástrofes, las naciones que se levantaron antes y en mejores condiciones fueron aquellas que unieron a la población en torno a una verdadera mística de la reconstrucción. Algo parecido es lo que tendremos que hacer los chilenos en un contexto de recesión mundial y múltiples dificultades. Ojalá se hagan cargo de eso los líderes políticos, sindicales, empresariales, universitarios, etc. Y que los medios de comunicación busquen el modo de estimular la energía positiva. Y que los jóvenes se sientan motivados a colaborar generosamente con la recuperación.

Los partidos que entiendan mejor que esta es la hora de cooperar para que el país salga adelante, probablemente recibirán el reconocimiento de los ciudadanos. Por el contrario, los que opten por el negativismo provocarán fuerte rechazo. Es propio de la competencia democrática que los partidos busquen diferenciarse y ganar apoyo para sus filas, pero otra cosa es perder de vista la suerte general del país y creer que, si están en la oposición, lo único que cuenta es golpear y debilitar al gobierno, sin considerar que pueden recibir el mismo trato si llegan a gobernar mañana. Hay valores que debemos resguardar entre todos: la cohesión nacional ante la crisis, los fundamentos del civismo, la defensa de las instituciones democráticas.

Vivimos tiempos en los que necesitamos darnos fuerza unos a otros. Ello supone hacer retroceder el pesimismo y hablar el lenguaje de la solidaridad. Si nos empeñamos en la buena voluntad y el deseo de entendernos, saldremos ganando todos. Si sumamos fuerzas, se beneficiará la comunidad entera. Podemos hacerlo.

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