La volatilidad financiera reciente

Buenos-Aires-Argentina-


Así como ha sucedido en otras oportunidades desde comienzos de los noventa, las alzas recientes en las tasas de interés de Estados Unidos están ejerciendo enormes impactos sobre las economías emergentes, incluida la chilena. Durante el largo período que comenzó en 2007 de tasas pegadas a cero e incluso inferiores, todos los incentivos para privados y gobiernos iban en la dirección de endeudarse. Muchas empresas con acceso a los mercados internacionales se endeudaron en forma excesiva. Algunos gobiernos aumentaron sus niveles de deuda de manera poco prudente. Para asegurar rendimientos mayores que los exiguos que podían lograrse con renta fija de los gobiernos de países desarrollados, los inversionistas institucionales invirtieron en instrumentos cada vez más riesgosos.

La normalización de la política monetaria en Estados Unidos ya está en pleno desarrollo y se espera que incluso se acelere. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años han sobrepasado el 3%. La resaca para las economías emergentes no se ha hecho esperar. Las salidas netas de capitales han sido compartidas por casi todos los destinos que se consideraron atractivos durante el largo período de expansión en la liquidez. Los tipos de cambio de los países emergentes se han depreciado, en algunos casos en forma dramática (en particular, Argentina y Turquía). Chile también ha experimentado alzas en el valor del dólar y salidas de capital, aunque en forma limitada.

Quizás el país más afectado sea Argentina, que en días recientes tuvo que elevar su tasa de interés a 40%. Ni esto ha detenido el alza del dólar y la pérdida de confianza de los inversionistas internacionales en instrumentos argentinos. El resultado ha sido recurrir a una línea de crédito del Fondo Monetario Internacional para convencer a los mercados de que el país tiene la liquidez internacional para detener la estampida. El problema de Argentina es que, a pesar de las intenciones del gobierno, la oposición popular a medidas de austeridad fiscal no le ha permitido reducir significativamente el déficit fiscal. Y el financiamiento provino del extranjero. Durante el período de alta liquidez internacional y entusiasmados por el cambio de gobierno en 2015, los inversionistas extranjeros se volcaron hacia la deuda de corto plazo del gobierno, que ofrecía tasas bastante atractivas. Ahora todos están clamando por vender y salir del país. La pérdida de reservas internacionales se ha vuelto insostenible.

¿Lecciones? En primer lugar, este episodio nos vuelve a recordar la volatilidad de los mercados financieros internacionales y sus enormes impactos sobre las economías nacionales. Bien vale la pena disponer de instrumentos para enfrentarla. Segundo, para Chile la situación argentina vuelve a poner de relieve la importancia de una política fiscal prudente y apegada a normas. La corrección fiscal no puede continuar postergándose.

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