SEÑOR DIRECTOR
La primera vuelta de la elección presidencial pasará a la historia como la más crucial en las últimas décadas, provocando un cambio en el clivaje de la política, donde se afianzan los valores de orden público, seguridad ciudadana, paz social y gobernabilidad, que coexisten con una sociedad que ha experimentado cambios en su evolución cultural y política, y que persiste en su demanda de igualdad y justicia social. Se observa un escenario de alta dispersión, con cinco candidatos que superan el 10 % de los votos y un retroceso histórico de los partidos tradicionales de izquierda y derecha que quedan fuera del balotaje. El fenómeno Parisi y su discurso “anti establishment” contra la política y la elite interpretan la desconfianza ciudadana.
Frente a un país que se encuentra dividido y polarizado, urge el reencuentro de los chilenos para lograr la sanación de los espíritus, con la convicción de que Chile nos pertenece a todos y se construye colectivamente. El resultado electoral envía un mensaje a la Convención Constitucional, para que se encuadre en los límites de su competencia establecidos en la reforma constitucional que le dio vida y persista en la búsqueda de acuerdos para lograr una nueva Constitución que sea la “casa de todos”, considerando en primer lugar el interés superior de la nación y conforme a la “ética de la responsabilidad”, como nos recuerda el filósofo Max Weber.
El candidato triunfante en el balotaje deberá asumir los cambios sociales que demanda la mayoría de los chilenos, que deben ser realizados con diálogo, gradualidad, moderación y con una inequívoca condena a la violencia como método de acción política, con pleno respeto al estado de derecho, asegurando la estabilidad y la gobernabilidad del país. Ello permitirá un clima propicio para continuar impulsando el crecimiento y desarrollo de Chile.
Nelson Hadad Heresy
Abogado y magíster en Ciencias Políticas
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