SEÑOR DIRECTOR
En este diario, así como en otros medios nacionales, se multiplican cartas y columnas sobre el liberalismo, o, mejor, sobre los liberalismos, puesto que del árbol liberal han surgido varias ramas que a su vez han dado frutos bien distintos unos de otros.
Lo que llama la atención es el desconocimiento que a veces se nota sobre una de esas ramas o frutos -el neoliberalismo-, creyendo que se trata solo de una mala palabra con la que descalificar a todos los liberales.
El neoliberalismo es una versión y aplicación de la doctrina liberal que tiene rasgos propios muy precisos. Tiene también lugar y fecha de fundación, padres fundadores, premios nobeles, centros de estudio en todo el mundo, y una amplia bibliografía tanto a favor como en contra. Ha tenido también expresión en diversos gobiernos nacionales y extranjeros que, con distinta amplitud e intensidad, han hecho aplicación de sus postulados.
Entonces, ¿hasta cuándo los neoliberales rechazan esta denominación y se presentan simplemente como liberales, apelando incluso a figuras de la doctrina liberal que jamás habrían sido neoliberales, partiendo por Adam Smith y John Stuart Mill?
Agustín Squella
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