No más Alex, Matías o Camilo

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El adiós del joven mapuche fue acompañado por un cortejo lleno de banderas e instrumentos musicales tradicionales. En el fundo La Romana, se lleva a cabo el funeral del comunero mapuche Camilo Catrillanca, muerto durante un operativo del Comando Jungl...


¿Quién será el próximo? Eso se pregunta el poeta Elicura Chihuailaf. La duda es dramáticamente pertinente. La muerte de Camilo Catrillanca se agrega a una larga lista a la que se sumaron en años recientes Alex Lemún y Matías Catrileo. Esta es la cuestión de fondo: un conflicto ancestral no resuelto, que ha desatado un espiral de violencia, cuya última víctima es Camilo Catrillanca, presumiblemente asesinado por la espalda.

Para el gobierno, el episodio es un duro golpe. Perdió el control de la agenda y lleva días dando explicaciones. Los daños son muchos. El principal es el probable naufragio del Plan Impulso Araucanía. De todas las iniciativas propuestas por el gobierno, ésta es, sin dudas, la más ambiciosa y sorprendente. Que un gobierno conservador proponga una extensión de las ventajas fiscales para estimular el crecimiento, o una reforma de las pensiones que fortalezca la capitalización individual, es finalmente lo que se espera de él.

Por el contrario, representa un golpe a la cátedra la alta prioridad entregada al llamado "Acuerdo Nacional por La Araucanía", que habla de la búsqueda de la paz, la voluntad de diálogo, la valoración de la diversidad, el reconocimiento constitucional, la representación política y el desarrollo territorial indígena.

Es también un golpe a la cátedra que se designe a la cabeza de esta iniciativa a un expresidente de los empresarios y excanciller, cuya opción presidencial está íntimamente ligada al éxito del Plan.

El gobierno tendrá que hacer enormes esfuerzos para restablecer mínimas confianzas. Por de pronto, esclarecer la verdad. La actuación de Carabineros debe ser objeto de un examen y una rectificación muy a fondo. Todo indica que se ha constituido en su interior un cierto patrón de conducta que incorpora la fabricación de pruebas falsas y la eliminación de evidencia. Se trata de un hecho especialmente grave, al cual se le debe poner rápido atajo. Y es claro que el Comando Jungla es más bien parte del problema que de la solución.

El intendente Mayol debió renunciar. Con sus declaraciones, validando una versión falsa, quedó en evidencia que no era un actor neutral. No tenía otra; era un obstáculo para cualquier intento de reanudación del diálogo. Es de esperar que Jorge Atton, el nuevo intendente, sorprenda desmintiendo en la práctica juicios suyos de hace un par de años atrás.

La oposición tiene también una enorme responsabilidad. La interpelación al ministro Chadwick es una oportunidad para que la diputada mapuche Emilia Nuyado pueda expresar, no el punto de vista de una bancada o sector político, sino el sentimiento del pueblo mapuche. El espectáculo de un fuego cruzado en el Parlamento, no aliviará el dolor de ese pueblo y alentará la imagen de una clase política que juega a endosar responsabilidades a sus adversarios, sin asumir las culpas propias.

En la prolongación del conflicto mapuche, las responsabilidades son compartidas. Aquí nadie se salva, tampoco la Concertación o la Nueva Mayoría. No olvidemos que la Operación Huracán tuvo lugar durante el gobierno anterior.

El inicio de una salida pasa por un gesto grande: unas disculpas formales al pueblo mapuche por parte de todos los actores políticos, encabezados por el Presidente de la República, y la disposición sincera a un diálogo amplio que produzca resultados concretos, conscientes de que no pueden haber nuevos Alex, Matías o Camilo.

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