Pensión mínima garantizada



SEÑOR DIRECTOR

Dentro de poco tiempo se cumplirán ocho años desde que se constituyó la Comisión Bravo con el fin de reformar el sistema previsional y dar respuesta a miles de jubilados cuyas pensiones son definitivamente bajas, incluso, en muchos casos, inferiores a la línea de la pobreza. Sin embargo, a pesar de la obvia urgencia y la evidente necesidad social de solucionar este dramático tema, las instancias de decisión política no han podido avanzar en consensuar lo que podría denominarse, en concepto del filósofo italiano Norberto Bobbio, una parte esencial de un “mínimo común civilizatorio”.

Establecer una pensión mínima garantizada es una política pública compartida en el mundo desarrollado, presente en todos los sistemas previsionales bien evaluados. Es decir, concita amplios acuerdos técnicos y políticos. De aquí, es posible inferir que, en cualquier diseño futuro del modelo de pensiones en nuestro país, esta iniciativa estará presente. Más aún, fue parte de todos los programas presidenciales.

Por esta razón, sin perjuicio que esta materia pueda perfeccionarse en el futuro, se hace indispensable llegar a algún acuerdo pronto en este punto. Esto no solo sería una buena noticia para los actuales pensionados, sino también un paso imprescindible para construir ese “mínimo común civilizatorio” en el sistema previsional.

Álvaro Clarke De la Cerda

Ex subsecretario de Hacienda

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