El peor de los terremotos

Hoy estamos viviendo un terremoto social.

Nuestra experiencia en las catástrofes naturales que han azotado al país en los últimos 10 años nos han enseñado que para levantarnos, es necesario que nuestras ciudades y las familias vuelvan lo antes posible a la normalidad.  Sin lo anterior, es imposible comenzar a trabajar e iniciar la reconstrucción.

Por lo mismo, creemos necesario unirse en un llamado único y con una sola voz para detener la violencia en nuestras calles y así poder juntos restablecer la paz social y dedicarnos a trabajar para construir el Chile que tanto anhelamos.

Desde el año 2010 hemos recorrido todos los rincones de nuestro país para conocer en primera persona las necesidades de las comunidades, donde hemos podido comprobar la angustia de miles de compatriotas que sufren la falta de oportunidades, la injusticia, la dependencia a servicios públicos deficientes, la falta de herramientas y la nula capacitación necesaria para salir del círculo de la pobreza y la vulnerabilidad. Felipe Cubillos llamó a esta situación como la peor catástrofe que afecta a nuestro país: El terremoto social. Por lo mismo, empatizamos con todos quienes hoy exigen una sociedad más justa.

Es así como hemos trabajado para aportar a distintos terremotos sociales tan complejos como la situación de La Araucanía y la crisis del Sename. Hemos construido infraestructura y entregado capacitación educacional; hemos apoyado con capital y formación a miles de emprendedores vulnerables; mediante alianzas público-privadas, hemos ayudado a reducir listas de espera en los hospitales del país, entre otras muchas causas.

Hoy creemos que la crisis social que enfrenta nuestro país es también una oportunidad para escuchar con mayor atención lo que la ciudadanía nos está diciendo, para hacer un llamado al mundo político, a los empresarios, a los jóvenes y toda la sociedad civil a utilizar el diálogo, el respeto, la educación, el emprendimiento y nuestros talentos al servicio de los demás, como las únicas herramientas que nos permitirán construir el Chile que soñamos.

De esta manera, reafirmamos nuestro compromiso de estar siempre disponibles para sumarnos a todos los espacios de trabajo que busquen crear las condiciones necesarias para mejorar la calidad de vida de todos los chilenos y nos comprometemos hoy, más que nunca, a trabajar en acciones concretas, siempre con la convicción de que es la sociedad civil el motor del progreso y desarrollo de nuestro país.