Privacidad de la información y políticas públicas

La filtración de datos de Facebook hacia la empresa Cambridge Analytica (CA), ha vuelto a poner en la palestra tanto la importancia de la privacidad de la información, como el uso que se da a datos obtenidos de modo legal y autorizado por sus dueños. Esto, porque un profesor de la Universidad de Cambridge creó una aplicación, financiada por CA, que preguntaba a los usuarios acerca de su personalidad e intereses políticos. CA pagó entre 2 y 5 dólares a cada usuario que respondiera el cuestionario, ingresara a su cuenta de Facebook y permitiera a la empresa acceder a su actividad, ubicación y lista de contactos. Así, la empresa tuvo acceso no solo a la información de quiénes contestaron la encuesta, sino también a la de sus contactos, aunque éstos no hubieran dado su consentimiento. Se dice que CA uso posteriormente esta información para influenciar el comportamiento de los usuarios en diferentes circunstancias, como el Brexit o las elecciones presidenciales de Estados Unidos durante el 2016.

El escándalo que afecta a Facebook recuerda un hecho ocurrido durante el año 2016 en nuestro país. Ese año el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) decidió descontinuar la construcción del panel de datos de la Encuesta Nacional Industrial Anual (ENIA). Este panel de datos (encuesta realizada a una misma muestra a lo largo del tiempo) sirvió a investigadores, tanto chilenos como extranjeros, para responder diversas interrogantes relativas a la dinámica de las empresas, impactos del comercio internacional, mediciones de productividad, entre otras.

La justificación esgrimida por el INE ante distintos reclamos, incluida una carta firmada por un grupo de economistas que buscaba explicaciones sobre la decisión, fue que "la estructura de panel violaba el secreto estadístico" que exige ese tipo de encuestas. La explicación dada por el INE fue rara, por decir lo menos, pues si ese fuera el caso el secreto estadístico se habría estado violando desde 1987.

El secreto estadístico hace referencia a que todas las encuestas realizadas, ya sea a personas o empresas, deben preservar el anonimato de sus entrevistados. El INE, al decir que la ENIA violaba el secreto estadístico, estaba afirmando que mediante cruces con otras fuentes de información, investigadores y analistas podían deducir que persona o empresa fue la que respondió la encuesta, accediendo así a su información.

El escándalo de CA nos hace replantearnos donde está el límite en la privacidad de la información. Aplicado al caso de la ENIA, nos hace preguntarnos hasta qué punto es importante el secreto estadístico. En países como Noruega o Suecia las bases de datos tipo panel (anónimas), están siendo utilizadas para resolver inquietudes que investigadores en las ciencias sociales, principalmente en economía, no podían resolver previamente. Esto tiene importantes consecuencias sobre la forma en cómo vemos y entendemos la sociedad y, por ende, realizamos política pública. Y no se ve que estos países quieran descontinuar esos datos.

El desafío que tiene Chile es como generar más bases de datos tipo panel y no descontinuarlas. Para ello urge una revisión de los protocolos de secreto estadístico con tal de evitar que se generen los "cruces" que tanto asustaron al INE en su minuto. Ojalá el gobierno entrante pueda avanzar en esta materia para la generación de más y mejores políticas públicas.