Reforma refuerza el poder de Xi Jinping



Con la propuesta del comité central del Partido Comunista de China para eliminar el límite de dos periodos de cinco años para ejercer el cargo de Presidente, Xi Jinping dio un paso decisivo hacia la consolidación de su poder total en ese país. Desde que fue elegido secretario general del partido en noviembre de 2012, el actual gobernante ha ido avanzando sostenidamente hacia una creciente concentración de la autoridad en ese país, lo que ha llevado a varios analistas a describirlo como el líder más poderoso de china desde Mao Zedong. Una situación que quedó aún más clara durante el pasado Congreso del Partido Comunista Chino cuando no solo fue ratificado como secretario general del partido sino que, además, se convirtió en el único líder chino después de Mao en incorporar en vida su visión "sobre China y socialismo" en los estatutos del partido -el pensamiento de Deng Xiaoping también se incluyó, pero solo después de su muerte en 1997. Por ello, la propuesta del comité central viene a ratificar el creciente poder que concentra Xi.

China está lejos de ser una democracia, pero en los últimos treinta años había logrado avanzar hacia un sistema de contrapesos, reforzando su marco institucional por sobre los personalismos que en el pasado terminaron causando altos costos a la sociedad china. No solo se dio espacio al surgimiento de diversas facciones al interior del propio Partido Comunista de China sino que, además, se estableció una sana restricción de tiempo para los secretarios generales del partido y presidentes del país. Desde principios de los años 90, los máximos líderes chinos solo podían permanecer en el poder por dos periodos consecutivos de cinco años; así sucedió con Jiang Zemin y con Hu Jintao. Una medida que favoreció, además, cierta pluralidad de visiones al interior del partido. Un cambio que algunos vieron como el primer paso hacia una mayor democratización en ese país, pero que comenzó a quedar atrás luego de la llegada de Xi Jinping al poder.

Al virtualmente sepultar la doctrina promovida por Deng Xiaoping a fines de los 70, que buscaba combatir la concentración del poder en el PCCh y favorecer la "democracia interna", la decisión de Xi Jinping marca definitivamente un retroceso en el camino seguido hasta ahora por China y socava los fundamentos de la institucionalidad creada por el sucesor de Mao.

Pese a las expectativas de una mayor apertura que despertó en un principio, desde su llegada al poder el actual gobernante no solo fue eliminando la disidencia interna, de la mano de su campaña contra la corrupción, sino que además copó los principales espacios de poder y favoreció un creciente culto a la personalidad. En este escenario, el fin del límite a la reelección es solo un paso más en el asalto hacia el poder total. Según la versión oficial, la medida garantiza la estabilidad, pero en la práctica solo favorece la concentración del poder y elimina los necesarios contrapesos internos.

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