Repensando un futuro todos hermanos (Fratelli Tutti)



Por Pablo Vidal, gerente general Sustenta+ y vocero Voces Católicas

¿Qué futuro queremos construir? Es la pregunta que se están haciendo movimientos como Imperative21, Davos2021 o líderes de naciones como Nueva Zelanda, Alemania o Noruega, para cimentar un futuro donde las grandes fragilidades expuestas por la pandemia sean abordadas y la preocupación por un desarrollo sostenible sea prioridad. En este contexto, aparece nuevamente el Papa Francisco proponiendo una hoja de ruta basada en un valor tan simple y humilde que inunda de esperanza: vernos a todos como hermanos (Fratelli Tutti).

El Santo de Asís inspira esta nueva encíclica que junto a Laudato Si y Evangelii Gaudium cierra una trilogía para orientar nuestras decisiones mirando el desarrollo de la humanidad en armonía espiritual, con la naturaleza y los hombres. Y aunque su elaboración es muy anterior a la pandemia, su mensaje se torna sorprendentemente actual.

Fratelli Tutti nos enrostra los grandes dolores que nos aquejan hoy. Una mayor apertura económica que no ha globalizado más la hermandad, haciéndonos sentir “más solos que nunca”; una humanidad que tiende a negar la historia, buscando continuamente comenzar desde cero; una sociedad donde nos queda las sensación que los derechos humanos no son derechos para todos; y una Casa Común en donde tanto la naturaleza y hasta los seres humanos muchas veces nos sentimos descartables.

El Papa Francisco propone una solución concreta y esperanzadora, reconstruir el mundo desde la óptica del buen samaritano, un humilde personaje que nos confronta a hacernos una pregunta trascendental como sociedad: ¿Quién se hizo prójimo? Aceptando que seguimos siendo “analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles”, e instándonos a responder sobre el futuro: ¿Ser la sociedad que se hace cargo o seguir siendo la sociedad que “pasa de largo”?

Nos muestra que es momento de repensar el futuro trabajando en la resolución de los problemas sociales, económicos y ambientales colaborativamente, desprendiéndonos de prejuicios y paradigmas que nos separan, para vernos con ojos de hermanos. Nos interpela a revisar nuestras conductas, a reformar la manera de hacer política, a rediseñar los objetivos económicos, a fortalecer la fraternidad interreligiosa y a promover mayor cooperación entre países, con un marcado acento en los migrantes.

La encíclica nos invita a construir una sociedad donde reine la paz social, que resulta tan compleja de alcanzar en muchísimas naciones, incluido Chile. Y nos revela que paz no es ausencia de guerra, sino propender a la cultura del encuentro de miradas, invitándonos a perdonar a pesar de no poder olvidar los hechos que la han alterado esa paz: “Los que perdonan de verdad no olvidan, pero renuncian a ser poseídos por esa misma fuerza destructiva que los perjudicó”.

Si existe un momento en la historia en que como sociedad podemos soñar y preparar el futuro es ahora, y Fratelli Tutti nos regala las herramientas concretas y orientaciones para lograrlo, pero no de cualquier forma, sino aceptándonos hermanos todos.

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