Columna de Rolf Lüders: La niña bonita del barrio



Como es sabido, hasta hace relativamente poco tiempo Chile era -en materia de economía- la niña bonita del barrio. Gozábamos de estabilidad de precios, de una tasa relativamente baja de desempleo laboral, y de un ritmo comparativamente elevado de crecimiento económico. Lo último nos permitió elevar sustancialmente los estándares de vida de los ciudadanos, especialmente en materia de educación, de pensiones, de salud, y de vivienda social, para liderar, con la posible excepción de Panamá, a la América Latina en estos servicios.

Hoy -y desde aproximadamente una década- esa niña se desarregló, si bien es cierto que en materia de inflación nos podemos vanagloriar de tener todavía un buen manejo. No obstante, la economía chilena está prácticamente estancada y es una de las que menos crece en la región. Sin duda ello tendrá que repercutir, si es que no lo está haciendo ya, en la calidad de los servicios sociales del país.

Veamos algunos datos, que incluyen estimaciones para 2023 y 2024 de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela (LAECO, septiembre de 2023). Al interpretar el significado de estas cifras hay que considerar que todos estos países han sido afectados por las repercusiones globales de la pandemia del Covid-19 y de la guerra de Rusia con Ucrania.

Pues bien, promediando las cifras de los dos años señalados y en materia de inflación, solo Costa Rica y Ecuador tendrían tasas de inflación menores que Chile. Y si nuestro país destaca por su buen manejo inflacionario, lo contrario sucede con Argentina y Venezuela, cuyas tasas de inflación superan largo el 100 por ciento anual.

Sin embargo, el aumento del PIB chileno -menos que uno por ciento en promedio anual- es superado por todos los países listados, salvo Argentina, cuyo PIB estimado decrece en ambos años. Destacan positivamente en esta materia Paraguay (6 por ciento de aumento promedio anual), Costa Rica (4 por ciento), y México y Venezuela (ambos 3 por ciento). Sí, usted no lo ha leído mal, Venezuela estará creciendo más que nosotros, eso sí, sobre una base más baja.

¿Podemos volver a ser la niña bonita del barrio? Sin duda y estamos en la primera posición para ello. Para que aumente la tasa de inversión y por ende aquella de crecimiento, debemos generar los incentivos requeridos, que en materia de inversión, en lo inmediato, y entre otros, incluye reducir sustancialmente la incertidumbre knightiana observada en Chile. Esta es aquella que existe en presencia de riesgos no medibles. Pues bien, estos últimos se reducirán notoriamente si se aclara la retórica oficial -no se puede simultáneamente pretender terminar con el así llamado modelo neoliberal y esperar que aumente la inversión- y se despeja satisfactoriamente el tema constitucional.

Por Rolf Lüders, economista

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