Solidaridad pública



Por Claudia Sanhueza, investigadora COES

Hemos visto desde hace varios días como la falta de ayuda del gobierno ha implicado que las comunidades se han organizado en “ollas comunes” y diversas iniciativas privadas de ayuda en entrega de recursos monetarios, medicamentos y alimentos se han multiplicado.

Esta crisis sanitaria ha impactado fuertemente a prácticamente todos los países del mundo. Sin embargo, en no todos los países han desarrollado las mismas capacidades para enfrentarla. Es muy evidente ver cómo los países en donde hay estados redistributivos, con políticas públicas como derechos sociales, han desarrollado capacidades que los ayudan a enfrentar de mejor manera situaciones de crisis y escasez como lo vivimos.

Usualmente se argumenta que es porque somos un “país pobre”, o un continente pobre, en el caso de América Latina. Entonces, como hay recursos que son escasos, no alcanza. Pero el problema no es de escasez, sino de cómo la administras. Las camas UCI son un buen ejemplo. Se hace muy claro que las camas UCI son un recurso muy escaso en estos momentos, pero nadie ha pensado que sea el mercado el que las distribuya vía precios. El gobierno las está administrando para que sean usadas con protocolos de priorización. Es la manera más justa de distribuirlas, según necesidad, no según capacidad de pago. Así, hay bastante presión incluso a las clínicas privadas que aumenten su capacidad, y, de hecho, muchas de ellas la han aumentado. La escasez, junto a la priorización “pública”, ha hecho enfrentar la propia escasez de manera solidaria y esto ha hecho que disminuya. Lo mismo se produce cuando lo que hay como base de la política social es que todos somos seres humanos con iguales derechos, aunque no con iguales necesidades en el mismo momento de nuestras vidas. Se administra la escasez por necesidad y eso tiende a disminuirla, aumentando los recursos del Estado.

En Chile, tenemos un par de ejemplos hoy en día. Tenemos por una parte el Fondo Solidario del Seguro de Cesantía. Es un fondo al que se accede con protocolos y está disponible para todos los trabajadores formales. Otro ejemplo es el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), creado con los recursos del royalty minero. La riqueza minera, que es de todos, puede ser usada para el bienestar de todos en estos momentos, hogares y empresas.

Espero que esta crisis nos ayude a repensar nuestro enfoque de política social. La solidaridad pública no es lo mismo que la caridad privada de muchas iniciativas comunitarias e individuales, muy necesarias y buenas, por cierto, pero que no sirven para el futuro que viene: crisis social, sequía, emergencia climática, etc. Es solidaridad pública en la política social la que necesitamos construir ahora.

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