¿Y los niños pobres se quedan en casa?

sala cuna


SEÑOR DIRECTOR

Una de las discriminaciones que más afectan a la mujer -y que ha sido fuertemente relevada por ellas este 8 de marzo- es su trabajo no valorado ni remunerado al cuidado de su familia, en especial de sus hijo(a)s.

Si el gobierno considera, en el proyecto de ley de sala cuna universal, un subsidio de casi $ 260.000 mensuales para el cuidado de lo(a)s niño(a)s de 0 a dos años en una guardería infantil precaria durante la jornada laboral de sus padres, ¿no significa esto que el trabajo de una madre vulnerable que cuida y da cariño a sus hijo(a)s en su casa vale, a lo menos, eso?¿Por qué, entonces, no es una opción que ese subsidio también vaya directamente a ella?

¿Cuál es el foco ético de ese proyecto? ¿Facilitar la inserción laboral de las madres y padres de esos niño(a)s o asegurar el derecho que tienen los niños vulnerables de cero a dos años a ser bien cuidados y queridos? La pobreza infantil es la mayor vergüenza social que tenemos, y hay que erradicarla, partiendo por mejorar radicalmente las condiciones en que viven 1,2 millón de niños y niñas pobres en nuestro país.


Víctor Pérez Vera

Ex rector de la Universidad de Chile

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