La despedida pendiente de La Moneda a Mañalich y la nebulosa sobre su futuro

El ex Ministro de Salud, Jaime Mañalich realiza un punto de prensa luego de su renuncia a su cargo, en medio de los cuestionamientos por cómo conducir las medidas por la pandemia de Covid-19

La Primera Dama pidió el mismo día de su salida organizar un gesto para él. Mientras, en el comité político de La Moneda ya hablan de hacerle un homenaje: el Presidente impulsa la idea y podría ser el anfitrión. Más allá de si lo hacen de forma telemática, la interrogante de fondo es dónde se reubicará el caído jefe del Minsal y de cómo se podría cumplir la máxima de que "el Presidente no deja botado a nadie".


“Jaime Mañalich es un ejemplo de servidor público. Puso por delante de objetivos personales, el bien de los demás. Valiente, trabajador y comprometido. Gracias por su testimonio, coraje y trabajo incansable por Chile”, posteó la Primera Dama en su cuenta de Twitter a las 16:38 horas del sábado, cuando ya se había consumado su salida del Minsal y la entrada de Enrique Paris.

Ese mismo día, en medio del frenesí por la caída de Jaime Mañalich, Cecilia Morel envió también una señal en apoyo suyo en el grupo de Whatsapp que integran los exministros. Varios se plegaron, y lo que primero se tradujo en algunos de ellos publicando frases de apoyo en la misma red social luego pasó a la cuestión de coordinar una actividad que selle un homenaje. Ella no lo planteó así puntualmente, pero la idea ya ha tomado vuelo. También dudas.

De momento, la iniciativa se ha conversando en dos instancias. Una es ese canal de mensajería de ex integrantes del gabinete, donde además de la Primera Dama también está el Presidente. Ahí otros participantes advierten que hasta ahora han hablado más bien de un “agradecimiento” y un “reconocimiento” que una ceremonia de adiós más formal; depende de quién entienda qué. El asunto también se ha conversado entre los ministros del comité político de Palacio. Una alternativa -si esto cuaja- es hacer algo “íntimo” en la casa del gobernante.

Como sea, Piñera en persona está impulsando la idea de hacerle una despedida, recalcan en La Moneda.

La duda es cómo brindarle a Mañalich este gesto casi insoslayable dado su relevancia para el Mandatario, un alfil clave que algunas voces han comparado a lo que fue para él Andrés Chadwick. Hacerlo presencial se ve muy complejo dadas las condiciones sanitarias y la salud del recién salido ministro, que a sus 66 años y sin bazo está en un grupo de riesgo.

Al exministro del Interior le hicieron al menos dos despedidas. Una fue en la casa del ministro de Energía, Juan Carlos Jobet: fueron cerca de 35 personas, entre exministros del primer gobierno piñerista y otros que han salido en este cuatrienio (como Felipe Larraín, Juan Andrés Fontaine y José Ramón Valente). Fue en pleno estallido social y los organizadores aún se congratulan por ese “logro”. Al segundo homenaje fueron casi 50 personas y fue en la casa de Piñera.

Ni ese adiós ni el que está pendiente para Mañalich tendrán el simbolismo del funeral vikingo que le hicieron a Harald Beyer cuando fue destituido por el Congreso en Piñera I, con los patios de La Moneda atestados de funcionarios y autoridades. Más allá del ritual, la pregunta que se hacen hasta los cercanos de la última baja del gabinete es que vendrá después para él. El Presidente lo llamó ayer para saber de él, lo que -fuera de la cercanía entre ambos- abre el acertijo sobre su futuro político y laboral: ¿Le ofreció algo?

“El Presidente nunca deja botado a nadie”, repiten los leales a Piñera casi como un mantra. Lo ha hecho antes con otras y otros que han dejado su plantel ministerial. Pero con Mañalich se ve complejo. De partida, en el gobierno y entre algunos de sus cercanos no ven factible que el Presidente lo reubique en el aparato estatal porque su presencia sería un ruido constante y lo expondría a contestar las numerosas preguntas que abrió su salida. Y sería una problema para su sucesor Paris, porque “su gestión requiere que Mañalich le deje toda la cancha libre"; no puede haber un ministro en las sombras.

El exministro, repiten quienes han hablado con él, está “agotado” y quisiera permanecer lejos del radar al menos un tiempo. Pero tampoco puede volver fácilmente al mundo privado, o al menos no a la Clínica Las Condes donde estaba antes de asumir por segunda vez como ministro, porque las relaciones no habrían quedado en buen pie.

Otra opción que mencionan allegados suyos es que el Presidente lo designe en alguna embajada; salir del país podría blindarlo comunicacionalmente y dejarlo lejos de la polémica. Fue la salida que, por ejemplo, le ofreció infructuosamente -además de la Intendencia Metropolitana- a Sebastián Sichel antes de reubicarlo en la presidencia de BancoEstado, luego de sacarlo de Desarrollo Social.

Eso solo es teoría de momento. En la Cancillería dicen no saber nada de nada sobre el punto y que no les han llamado ni tocado el tema. Pero dicha opción tiene un problema delicado: mientras no se despeje si la oposición o parte de ella presentará o no una acusación constitucional contra Mañalich, la tesis no flotará, punto que tienen claro quienes lo conocen. El sector tiene tres meses más de plazo legal para jugar esa carta, y aunque fracasen el solo inicio del proceso en la Cámara dejaría al exministro bajo orden de arraigo nacional.

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