“Quiero volver a hacer mi casita” y “la gente está muy asustada”: relatos que han dejado los incendios forestales

Hace más de una semana que las llamas no han dejado descansar a la zona centro-sur del país. El fuego ha destruido miles de hectáreas, casas e incluso vidas, pero también ha movilizado a personas y voluntarios para terminar con la emergencia. Acá van algunas experiencias.


En el invierno del año pasado, los hijos le regalaron a María Luisa Varela (69) un terreno en el sector Tres Rosas, de la comuna de Santa Juana, en la Región de Biobío. En ese lugar de media hectárea ella construyó su casa, trajo animales e hizo una huerta para cosechar sus propias verduras. Sin embargo, los incendios forestales que han afectado la zona destruyeron todo lo que había hecho durante estos meses.

Varela estaba en su casa cuando empezaron a arder los primeros focos, pero ella los divisaba desde muy lejos, por lo que nunca imaginó que las llamas la alcanzarían: “Nosotros sabíamos de los incendios, pero yo tenía fe en que las llamas no llegarían hasta acá, pero tipo nueve de la noche empezamos a ver cerca el fuego, hasta saltaban chispas, y había mucho viento. Los vecinos me tuvieron que sacar, porque yo me aferraba a las cosas materiales, pensaba en mi cama, pero me tuve que ir de Santa Juana. Gracias a ellos estoy viva”, cuenta emocionada

Esa noche no descansó, pensaba en su casa, en sus pertenencias y en todo lo que había construido en el terreno. Por eso, cuando el teléfono sonó la madrugada del sábado 4 de febrero pensó en lo peor. “No querían decirme, pero yo altiro pensé que algo le había pasado a mi casa. Cuando llegué no vi nada, solo estaban las latas. Sentí pena, mucha”, relata.

Santa Juana ha sido de las comunas más afectadas por los incendios forestales. La emergencia, que comenzó la primera semana de febrero, ya ha dejado a 24 personas fallecidas, 1.180 viviendas destruidas y 5.569 personas damnificadas en la localidad.

En ese contexto, Varela cuenta que “no hay nada aquí, me gustaría que la gente lo viera (sic). A veces me pregunto si la gente creerá lo que me pasó, pero todas las casas están iguales, y la que se salvó fue porque Dios es grande”.

La comuna de Santa Juana no es la única que ha sufrido las consecuencias de las llamas, sino que otros municipios también. Por eso, las autoridades han tomado medidas para recuperar lo que sea posible. La mañana del pasado jueves, la vocera de gobierno, Camila Vallejo, junto a la subsecretaria de Servicios Sociales, Francisca Perales, anunciaron un Plan de Recuperación y Ayudas Tempranas con un paquete de 13 medidas iniciales que irán en apoyo de las personas que resultaron damnificadas por los grandes incendios forestales.

Entre las soluciones se encuentran un bono de recuperación para las familias afectadas, así como también viviendas transitorias dignas, apoyo a Mypes, agricultores, campesinos y apicultores, continuidad educativa para que estudiantes puedan comenzar su año escolar y atención veterinaria para mascotas y ganado.

“Yo quiero volver a hacer mi casita”, dice Varela, confiada en que las ayudas la beneficiarán.

En camión a ayudar

Ese primer sábado de febrero, cuando los incendios recién iniciaban, Diego Cáceres, trabajador social de la Municipalidad de Coronel, veía las imágenes del siniestro de Santa Juana en el noticiero de la noche. Para él y su esposa, María Jose Cifuentes, fue casi imposible no querer hacer algo, pues era solo a algunos kilómetros de donde ellos vivían: San Pedro de la Paz.

Por eso, al día siguiente tomaron su foodtruck, un emprendimiento familiar que había iniciado en 2019, pero que apenas habían usado por el estallido social y la pandemia. Fueron en ayuda de los voluntarios de la comuna vecina.

En compañía de su hermano, su pareja y una colega, el trabajador social se instaló en la Plaza de Armas de Santa Juana. Ahí entregaron desayunos y colaciones a los bomberos que cumplían tareas en la zona. Los mismos voluntarios les dijeron que podían instalarse en el puesto de mando, unas cuadras más lejos. Ahí encontrarían más personas.

Así, Cáceres lleva más de una semana viajando diariamente con su foodtruck desde San Pedro de la Paz hasta Santa Juana para entregar colaciones a los bomberos, los equipos de rescates y policías que llegan a la zona para ayudar a terminar con los incendios y sus consecuencias.

Para mi señora y para mi hermano ha sido un trabajo muy gratificante, porque los bomberos llegan al puesto, conversamos, tiramos la talla e intentamos olvidarnos un poco de esta tragedia y distraerlos. Así hemos establecido un buen lazo de amistad y confianza”, relata Cáceres.

De Santiago al sur, a combatir incendios

Se podría decir que en la familia de Pedro Krauss (36), médico veterinario, es casi una tradición ser bombero, pues varios de sus cercanos lo son. De hecho, al igual que él, su abuelo, su papá y su hermano menor son voluntarios de la 13ª Compañía de Providencia.

En sus 18 años como voluntario ha enfrentado diversos siniestros, como los forestales de 2016-2017 y el de Valparaíso. Por eso, no dudó en viajar al sur para ayudar con los de ahora. Así, junto con un grupo formado con otros bomberos de la Región Metropolitana llegó hasta Quillón, en la Región de Ñuble, para ayudar en todo lo que fuera posible.

Después de haber pasado seis días luchando contra las llamas y de regreso en la capital, describe la experiencia como intensa: “La gente allá está muy asustada, hay quienes lamentablemente perdieron todo, entonces la carga emocional es muy alta. Además, vamos a un lugar con un nivel de incertidumbre, porque no conocemos bien y los primeros días estábamos un poco perdidos”.

Al mismo tiempo, relata que creó buenos lazos con sus compañeros, quienes en un principio eran desconocidos para él. También destaca la amabilidad de las personas de allá, quienes lo recibieron con los brazos abiertos. “Si tengo que volver a ayudar al sur, iré, estoy muy comprometido con las personas de allá”, concluye.

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