Cómo manejar un scooter eléctrico en la ciudad de forma segura y sin que te miren feo

Ilustración: César Mejías

Coquetos, ecológicos y eficientes, estos monopatines han vuelto a las calles igual que las caras sin mascarilla. Si has pensado en comprarte uno o en utilizar las opciones públicas para andar más rápido por la ciudad, antes revisa algunos consejos para usarlos con seguridad y conciencia.




En un escenario que lenta pero progresivamente se vuelve postpandémico, algunas industrias que vieron frenado en seco su desarrollo han vuelto a la luz como caracoles después de una intensa lluvia.

Los scooters eléctricos —evolución tipo Supersónicos del clásico monopatín— están de regreso. No es que sean una novedad del siglo XXI: el primer scooter con motor data de 1919, se llamaba Autoped y pertenecía a la marca estadounidense Krupp. Pero fue en la última década cuando se masificaron en las ciudades.

Vicente Doh, gerente general de Muvter, una de las empresas pioneras en la comercialización de estos medios de transporte en Chile, a comienzos de año sacaba cuentas no alegres pero serenas —y en algún sentido optimistas— respecto a este regreso.

Comentaba que tanto los retiros del 10% como los nuevos hábitos de desplazamiento —incubados a partir del distanciamiento social— están amainando la crisis que significó el covid y su largo confinamiento para el mercado de la electromovilidad.

Algo que se evidenció hace unos días en la ciudad de Viña del Mar, donde la alcaldesa Macarena Ripamonti dio el vamos a un proyecto de colaboración entre el municipio y EFE, habilitando scooters eléctricos gratuitos para las y los usuarios del metrotrén.

“Viña del Mar puede unirse a la vanguardia de otras ciudades que están haciendo diferentes acciones para desincentivar el uso de los vehículos motorizados y cuidar nuestra vida y la sostenibilidad del planeta”, agregó sonriente, montada en un ciclo, con casco incluido.

Pero para que el resultado sea positivo, las buenas intenciones y una tecnología de punta tienen que sí o sí ir de la mano con otros factores. En ese sentido, Diego García Guerra, arquitecto urbanista y coordinador de la ONG Pedaleable, asegura que el desafío es el de “seguir trabajando en educar la cultura ciclo-inclusiva para tener una mejor convivencia vial”.

Sobre iniciativas cómo ésta opina que “la patineta eléctrica es muy versátil y cómoda para fomentar la intermodalidad en nuestras ciudades, permitiendo intercambiar modos de transporte para cubrir la necesidad de desplazamiento”. Es decir, ayuda a cubrir las distancias que el transporte público no siempre abarca, ayudando a reducir el uso del auto.

Dice que es evidente que se ven en la calle y ciclovías más personas circulando en scooters eléctricos, y que a consecuencia de ese aumento se ven más usuarios con casco y otros elementos de seguridad, como rodilleras y elementos reflectantes. Pero todavía, agrega, “hay mucho que mejorar”.

Según él, y a diferencia de lo que pasa con la bicicleta, “no se habla mucho” respecto a cómo incluir este medio de transporte a la cultura vial. Y es que, honestidad ante todo, muchas personas ven con algún grado de preocupación o resquemor la masificación de los scooters.

“Yo no diría que son mal mirados”, dice Garcia. “Pero sí son conflictivos”, reconoce. Asegura que el mal uso de esta movilización tiene “diversas externalidades negativas, que afectan a la ciudad y a otros usuarios de la movilidad activa’'.

Cities Beat Back Silicon Valley's Great Scooter Boom Of 2018

¿Cómo cuáles? Que muchos conductores de scooters andan por las aceras, lo que significa un riesgo inminente de atropello para los peatones. “Las veredas son para los peatones; los vehículos deben circular por las ciclovías y la calzada. Eso es un conocimiento básico que hay que poseer al momento de subirse a estos dispositivos”, asegura el arquitecto urbanista.

Eso no lo está inventando Garcia: está en la Ley de Convivencia Vial, que sostiene el uso obligatorio de casco (se recomienda altamente que sea de moto más que de bicicleta) y que el tránsito debe ser por ciclovías siempre que las haya. Si no las hay, los ciclos —categoría de vehículos que incluye a bicicletas, skates, patines y scooters— nunca deben ir por las veredas sino que por el lado derecho de la calzada. De no cumplirse estas indicaciones, se arriesgan multas de hasta 25 mil pesos.

El segundo motivo de conflicto es con las y los ciclistas, cuya tensión se da principalmente “por adelantamientos y encuentros inesperados productos de la mayor velocidad de los scooters y la ausencia de sonido de su motor eléctrico”.

La clave, profundiza, “está en fomentar una cultura de convivencia vial que focalice la atención en los peatones, quienes son los que sufren la mayor tasa de accidentalidades en relación a los otros modos de transporte. Logrando eso, podemos tener ciudades más respetuosas con la diversidad de movilidad, permitiendo tener mejores diseños de espacio público, que integren a los modos activos —peatones, ciclistas y scooters— y al transporte público como los ejes principales”.

Errores y consejos

Manejar un scooter eléctrico es relativamente sencillo, pero de todas maneras requiere cierta práctica. La primera recomendación, según este video tutorial de Pure Electric, es probar tu nuevo medio de transporte en un lugar amplio y desocupado, para ir agarrándole la mano al acelerar, frenar y doblar. Otros consejos de esa pieza audiovisual son:

—Nunca poner los dos pies juntos mirando hacia adelante. Siempre llevar un pie por delante, como en un skate. De igual manera, es muy recomendable andar con las rodillas levemente flectadas, para mayor flexibilidad.

—No se recomienda frenar de golpe, pero si en algún momento hay que hacerlo, la forma correcta es echar el cuerpo hacia atrás y poner una pierna más estirada hacia adelante mientras la otra, flectada, acompaña al cuerpo.

—Fijarse en las condiciones del suelo: los pisos mojados o arenosos son un gran enemigo del scooter eléctrico. En esas circunstancias andar siempre lento y con cautela.

—Usar siempre las dos manos y nunca conducir escuchando música ni menos mirando el celular.

Daniela Aceituno, junto a Bastián Munster, es co-fundadora de Munsac, empresa que busca ser un referente en el transporte eléctrico desde una perspectiva eco-amigable. Para ella los scooters son una forma de ayudar a resolver el problema de la contaminación y congestión de las ciudades.

Respecto a la seguridad, ambos dicen que un buen casco —de nuevo, no de bici sino de moto— es primordial a la hora de subirse a un scooter. Junto con eso, recomiendan enfáticamente hacerle una mantención regular, para que funcione al 100% de su capacidad. Sobre el tema técnico, lo clave es fijarse en uno que tenga una buena batería.

Así al menos lo recomienda Cassio Eichenberger, experto en asistencia técnica de scooters y asesor de MOBIE, marca de patinetas, bicicletas y motos eléctricas. Él propone que ojalá sean de marcas reconocibles, como LG o Panasonic, o sino que la tienda cuente con garantía y servicio técnico para repararla cuando haga falta.

Otro dato es observar y tener siempre en cuenta las condiciones y dificultades de la ruta a tomar, y evitar calles donde el tráfico sea muy congestionado o sea de alta velocidad.

Si bien las ciudades no están 100% preparadas para los scooters, desde Munsac reconocen que rápidamente esto ha ido mejorando. “Al menos en Santiago, cada vez existen más y mejores ciclovías, y hay una cultura más inclusiva para quienes dejaron el auto atrás”, reflexionan.

Es bastante probable que este coqueto método de transporte sea cada vez más visible en las ciudades. Diego Garcia cree firmemente que un uso responsable por parte de las y los usuarios de estos dispositivos, más una cultura de convivencia vial y las normativas correspondientes, permitirá una integración armónica y “que los nuevos usuarios de patinetes eléctricos, bicicletas y ciclos en general puedan disfrutar de una mejor experiencia al momento de desplazarse teniendo viajes más seguros e integrales”.

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