Crisis migratoria en frontera entre EE.UU. y México: Biden mantiene políticas de la era Trump

Migrantes centroamericanos camino a la frontera norte de México. Foto: MSF.

Desde Médicos Sin Fronteras señalan que la situación en los pueblos al norte de México es crítica, con campamentos improvisados de migrantes centroamericanos. En el pueblo de Reynosa, al límite con Texas, se cuentan 2.500 personas.


Casi un millón de personas, entre migrantes y solicitantes de asilo, fueron expulsados el año pasado en Estados Unidos a través de la política del Título 42, una medida puesta en marcha con la pandemia como excusa para cerrar las fronteras a quienes desean entrar al país.

A pesar de las promesas electorales de Joe Biden, en las que señaló que llevaría adelante un sistema migratorio justo y humano, los grupos de migrantes no han visto mayor avance entre este y el gobierno anterior de Donald Trump: valiéndose de las mismas leyes, Estados Unidos llegó a expulsar 16 mil migrantes haitianos.

Debido a estas expulsiones, miles de migrantes se han instalado en campamentos improvisados al otro lado de la frontera sur, en condiciones consideradas indignas y expuestos a peligros, indicó la organización Médicos Sin Fronteras (MSF). Un caso ejemplar de esto es lo que sucede en el pueblo de Reynosa, en la frontera mexicana con el condado de Hidalgo, Texas, donde voluntarios del organismo internacional atienden a miles de personas que viven hacinadas en carpas, con dificultades para acceder a agua potable.

Personas migrantes que viajan con sus hijos se arriesgan a subir al tren en movimiento para poder llegar a la frontera norte de México.

En este contexto, MSF ha reforzado su trabajo en la zona. La organización empezó a tratar a personas en movimiento desde el año 2012, en distintos puntos de la ruta migratoria que comienza en Centroamérica y atraviesa México.

En Reynosa, en el estado mexicano de Tamaulipas, desde el año pasado que se instalan miles de migrantes provenientes de países como Honduras y El Salvador, a la espera de una decisión respecto de sus solicitudes de asilo. En conversación con La Tercera, la responsable de asuntos humanitarios de MSF en Reynosa, Anayeli Flores, comenta la situación: “Hoy día la gente en la plaza supera el número de las 2.500 personas. Podemos mencionar que la situación ha ido empeorando. Ha habido un aumento en la población que ha llegado, la gente que se ha visto obligada a movilizarse a estas fronteras. No solo hay más gente en la plaza de Reynosa, sino en otros espacios como albergues”.

Pedro Galindo (54) es hondureño y en una entrevista para la organización humanitaria explicó los motivos que lo llevaron a irse de su país: “No es solo el sueño americano acá: estamos escapando de la violencia que existe en nuestros países, de maras, pandillas y persecución incluso desde el mismo Estado. Yo solicité la ayuda porque vengo de Honduras, debido a que soy ya parte de la estadística: me balearon en un brazo y en un hombro”.

Melvin Núñez (28), también viene de Honduras, está esperando que le den el asilo en Estados Unidos y señala que tuvo problemas similares en su país. “Decidí salir de mi país porque estuve bajo amenazas de lo que se conoce como las maras o pandillas. Ellos cobran lo que es directamente un “impuesto de guerra”, que es como le llaman ellos a la extorsión que cobran para toda aquella persona que trabaja honradamente: uno tiene que pagarles para que uno pueda trabajar tranquilo”, cuenta a la institución internacional.

Galindo describe la situación viviendo en la plaza de Reynosa. “La incomodidad y el hacinamiento que tenemos es muy grande. No es lo mismo dormir en una carpa que les corresponde a dos personas que tener cuatro y cinco personas en la misma carpa. Ese hacinamiento nos puede traer problemas de salud, como contaminación, una hepatitis, incluso el mismo problema de la pandemia”, relata.

Audelia Quintero es guatemalteca y viaja con su hijo. Al momento de la entrevista con MSF llevaba 21 días en la plaza de Reynosa esperando por una respuesta desde Estados Unidos. “Hago un llamado a las autoridades a que nos apoyen, miren la situación, porque aquí mayormente los perjudicados son los niños. Ahí si les pedimos que nos echan una mano, más que nada por ellos. Asimismo, les pedimos que nos sigan apoyando. Es angustioso estar en este lugar”, comenta Quintero.

Flores indica que ahora hay muchos más menores que antes en el sector: “Hemos visto un incremento en los menores no acompañados, y en las familias que viajan con sus niños. En la plaza de Reynosa nos ha preocupado cómo la gente está expuesta a vivir más situaciones de violencia, y están expuestos a las condiciones climáticas. No hay servicios que puedan atender a estas personas, los servicios médicos que se presentan son insuficientes”.

Restrictive immigration policies such as Title 42 have serious consequences on the migrant population. An example of this is the current situation in Plaza de la República in Reynosa, north-eastern Mexico, where more than 2,000 people from the Northern Triangle of Central America are living in tents in open air, in deplorable conditions of habitat and security, after being expelled from the United States when they were seeking protection. MSF provides primary health and mental health services, as well as support in providing clean water for the population in the Plaza de la Republica.

Respecto del Programa de Protección de Migrantes, Flores relata: “Cuando recién se programa en el gobierno de Trump, Reynosa fue uno de los lugares más importantes por el cual la gente llegaba a esperar su proceso para poder ingresar. Es un lugar históricamente con movilidad”.

Esto junto con la política Título 42, ha puesto una enorme presión migratoria sobre la ciudad. “Desde que esta el Título 42 aplicado que aplican estas restricciones que no tienen un sustento médico. Se trata una expulsión inmediata hacia las personas que están de manera irregular, o que están intentando ingresar. Mucha gente es expulsada hacia México por la zona fronteriza de Reynosa, y ahí es cuando la gente decide permanecer ahí, porque sencillamente no tienen más dinero para moverse a otro lugar o para intentarlo nuevamente”, detalla Flores.

Además de la ayuda sanitaria, los equipos de MSF han ofrecido a los migrantes agua potable y servicios básicos. Asimismo, prestaron solo en 2021 más de seis mil consultas de salud mental, donde constataron una ansiedad generalizada, y muchos casos de depresión y trastorno de estrés postraumático en los migrantes, sobre todo relacionada con la violencia sufrida en los países de origen y durante el trayecto migratorio.

La directora ejecutiva de MSF Estados Unidos, Avril Benoit, criticó en un comunicado reciente el nulo avance en política migratoria durante la administración de Biden: “El MPP y el Título 42 son políticas fundamentalmente xenófobas que fueron diseñadas para infligir sufrimiento a las personas que buscan asilo en los Estados Unidos y disuadir a otros incluso de intentar obtener protección aquí”, señaló Benoit, haciendo un llamado a que el gobierno termine con estas medidas.

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