Muere controvertido exjuez argentino Norberto Oyarbide

El exmagistrado falleció por una afección pulmonar, complicación que le generó un contagio de coronavirus. Asumió con Carlos Menem y renunció en 2016, cuestionado por su investigación a los Kirchner.


El exjuez federal Norberto Oyarbide de 70 años murió hoy en la noche en la clínica Otamendi, donde se encontraba internado por más de dos meses, debido a una afección pulmonar, complicación que le generó un contagio de coronavirus. Así lo señalaron fuentes al diario La Nación, quienes indicaron que el estado de salud del exmagistrado era delicado y se complicó el sábado cuando comenzó a tener fallas en los riñones que los tratamientos de diálisis no lograron mejorar.

Oyarbide había sido internado el 1 de julio con un cuadro de neumonía bilateral debido a su diagnóstico de coronavirus positivo, y trascendió que se había contagiado durante el festejo de su cumpleaños. Siete días más tarde fue internado.

Nació en 1941 en Concepción del Uruguay (provincia de Entre Ríos), llegó al Poder Judicial a mediados de 1976 y, luego de ser secretario y fiscal, fue nombrado juez federal en 1994 en la Ciudad de Buenos Aires durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999).

La prensa argentina señala que el mediático y polémico ex juez federal estuvo envuelto en varios escándalos. Enfrentó 43 pedidos de juicio político y por su juzgado pasaron muchas causas relevantes para el país.

Entre los casos más conocidos, dice el portal Infobae, el exjuez intervino en la causa de “la mafia de los medicamentos” y en la investigación contra los parricidas Sergio y Pablo Schoklender por la construcción de viviendas sociales de la fundación Madres de Plaza de Mayo.

En todo caso, la causa más controvertida en la que tuvo que participar fue aquella en la que se acusaba al matrimonio Kirchner por presunto enriquecimiento ilícito, debido a que su patrimonio había un 572% desde su arribo a la Casa Rosada. A fines de diciembre de 2009 lo sobreseyó en un fallo exprés.

Oyarbide renunció en 2016, medio de un escándalo cuando estaba siendo investigado en el Consejo de la Magistratura. Así, dice el diario La Nación, evitó ser removido y siguió cobrando su jubilación. La última causa por la que estaba en la mira estaba vinculada a los manejos de una financiera cuyo allanamiento frenó de manera sorpresiva. “Siempre mantuvo una relación polémica con el poder político y frecuentó la farándula y el submundo porteño”, indicó el periódico.

Tras su renuncia y en medio del escándalo de los cuadernos de la corrupción, Oyarbide denunció que lo “agarraron del cogote” para presionarlo y cerrar las causas por enriquecimiento ilícito contra Néstor y Cristina Kirchner.

Además, quedó a cargo del caso Skanska, en el que se investigaban sobreprecios pagados por la empresa para ganar una licitación. Allí absolvió a todos los funcionarios y declaró nulo todos los mails que probaban la corrupción de Ricardo Jaime.

En 2012, el exjuez sobreseyó a Amado Boudou en una causa por irregularidades en las refacciones del despacho de la vicepresidencia del Senado.

Según el diario La Nación, Oyarbide fue un juez funcional al poder, desde que asumió en la década del 90 con Carlos Menem. Su primer escándalo se produjo cuando fue filmado en un prostíbulo gay con un acompañante y esas imágenes se proyectaron por televisión, al tiempo que era denunciado por cobrar para proteger su funcionamiento.

“Excéntrico, afecto a la farándula y a las joyas, extendía su vida laboral después de almorzar en el restaurante el Mirasol de Puerto Madero, donde recibía en una mesa apartada a abogados, políticos y allegados a los que convidaba con champagne”, indicó el periódico.

Por otro lado, el diario Clarín señala que era “amante de las burbujas del champagne, habitué de almuerzo eternos en Puerto Madero, de viajes por el mundo -como unas polémicas vacaciones en Punta Cana con su pareja que lo llevaron a ser tapa de revistas-, de vestir como si viviera en una gala constante. Oyarbide fue la imagen gráfica del poder durante la fiesta menemista que logró sobrevivir y adaptarse a los códigos de la década K”.

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