El huracán Milei en una semana agitada y clave

El Presidente de Argentina, Javier Milei anuncia un decreto para desregular la economía argentina y privatizar empresas públicas, el miércoles. Foto: Europa Press

La segunda semana de Javier Milei al mando de Argentina fue la elegida para abrazar el dogma y cumplir su palabra de un “shock”. Su megadecreto trajo consigo manifestaciones, protestas y su primera batalla política. Ahora deberá conseguir el apoyo de las dos cámaras legislativas para concretar su promesa de la desregulación económica.


Si la semana de Javier Milei se pudiese resumir en sola una palabra, probablemente sería “quilombo”. A 14 días de haber asumido la Presidencia argentina, el economista libertario hizo frente a la primera marcha piquetera en su contra; inauguró el polémico “protocolo antipiqueteros”; anunció una megabatería de decretos que conformará, de lograr su aprobación, la base de su promesa de “shock”, y observó ruidosos cacerolazos el miércoles y jueves en varias ciudades del país.

La mañana del jueves fue una de aplausos, sonrisas y abrazos en la Casa Rosada. Milei y su gabinete celebraron lo que consideraron una jornada “exitosa”, dijeron testigos al diario La Nación. No solo habían sorteado con relativa holgura la primera marcha piquetera contra su gestión –que congregó poco más de 10.000 personas–, sino que también anunciaron la piedra angular de lo que será el paquete de reformas de desregularización de la economía bautizado como “Bases de la Reconstrucción Argentina”.

Con el pasar de los días, la robustez del plan, sin embargo, fue puesta en entredicho por el escaso apoyo que suscitó entre los congresistas que votarán el paquete de medidas, incluidos parlamentarios cercanos a Juntos por el Cambio. La frase que se repite en espacios políticos de distintos colores es “más que los temas”, el problema “son las formas”, consignó Clarín. Según La Nación, la jugada de Milei podría “convertirse en la primera gran derrota legislativa del gobierno libertario”. De concretarse, sería un escenario inédito en la historia argentina reciente, considerando que ningún Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) ha sido declarado inválido por ambas cámaras.

El Presidente de Argentina, Javier Milei anuncia un decreto para desregular la economía argentina y privatizar empresas públicas, el miércoles. Foto: Europa Press

Si bien el anuncio de la noche del miércoles detalló solo 30 de los 366 decretos que componen las 83 páginas del documento, destacan temas como la “modernización” del régimen de trabajo, con reducción de indemnizaciones, el paso de tres a ocho meses en el periodo de pruebas de un nuevo trabajador y una mayor laxitud en las causales de despidos; la salida de la injerencia del Estado en los precios, incluidos productos de supermercados e incluso la tarifa de las empresas privadas de medicina; el paso de las empresas estatales hacia sociedades anónimas, dando pie a una potencial privatización; e incluso un decreto que se inmiscuye en temas tributarios –algo que un DNU supuestamente no debería hacer– y que afecta a empleados domésticos.

Según La Nación, los grandes perdedores con el decreto son los sindicatos, con derogaciones de normas que consideran baluartes para sostener su poder; los proveedores estatales, gracias a la desregulación económica y la obra social (salud entregada a trabajadores dependientes) en desmedro de las prepagas.

En contraste, y según aseguró la canciller, Diana Mondino, las medidas permitirán que en los contratos se pueda pactar el pago con la moneda acordada, ya sea dólar estadounidense, yuan chino, peso argentino, o inclusive pagos en especies como carne o leche, en una frase que recordó al “trueque” surgido 22 años atrás, en la crisis de 2001. Se podrá usar “cualquier otra criptomoneda y/o especie como kilos de novillo o litros de leche”, señaló Mondino, puesto que se modificará un artículo del Código Civil donde se detalla que el deudor debe “entregar la cantidad correspondiente de la moneda designada, tanto si la moneda tiene curso legal en la República como si no lo tiene”.

Negociaciones complejas

Sin embargo, y a pesar del entusiasmo oficialista, dos dudas se tomaron el debate público durante los días posteriores al anuncio de la dura política de ajuste. En primer lugar, si está dentro de los márgenes permitidos en la Constitución vigente, y si, en el debate que se dará en el Congreso, los libertarios lograrán negociar que al menos una de las dos Cámaras lo apruebe por mayoría simple. Si las dos lo rechazan, se cae el decreto. Si solo una lo hace, y la otra lo aprueba, se mantiene su vigencia, pero, vale agregar, ninguna de las dos instancias legislativas puede intervenir de ninguna manera en la redacción y el alcance del DNU.

La gente asiste a una protesta realizada por trabajadores estatales contra la política de ajuste del Presidente argentino Javier Milei, en Buenos Aires, Argentina, el 22 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

Sobre el primer punto, la politóloga transandina María Lourdes Puente indicó a La Tercera que “la opinión está dividida entre los constitucionalistas, aunque la mayoría dice que es inconstitucional. No se puede hacer decreto de necesidad de urgencia en cuatro temáticas: las tributarias, las penales, la electoral y la de partidos políticos. Algo de tributario se coló en alguna de las leyes, así que, en ese sentido, me parece que no va a caminar. Y, por otra parte, derogar tantas leyes juntas parece un abuso”.

En una mezcla entre la arista legal y la política, la directora de la Escuela de Política y Gobierno Universidad Católica Argentina (UCA) agregó que Milei “tiene que demostrar cuál es la necesidad y la urgencia efectiva, es decir que, derogando determinada ley, se logra lo que está provocando esa necesidad de urgencia”.

No es la primera vez que se usa la herramienta de los decretos. Y si bien en los últimos años se ha reformado la figura, Carlos Menem la “usó más de 500 veces. Es decir, que es una herramienta que permite al Ejecutivo, cuando considera que hay una necesidad y una urgencia, adelantar la tramitación de una ley”, cerró.

A la espera de si fue una buena o mala jugada, el contraste con el inicio de la administración de Mauricio Macri es evidente. Milei llegó al poder con la promesa del ajuste y el mantra de que “no hay plata”, muy distinto al ingeniero, quien se puso una vara muy alta y prometió un cambio radical para, recién a mitad de su gobierno, reconocer que no podía hacerse cargo de la pesada mochila que el kirchnerismo le había dejado. El actual mandatario reconoció –y aprovechó de recalcar comunicacionalmente– el legado de su antecesor, Alberto Fernández. En Argentina, además, han destacado que más allá de las críticas sobre los planes de Milei, con sus últimos anuncios ha cumplido sus promesas de campaña.

Un manifestante sostiene una bandera argentina durante una protesta contra la política de ajuste del nuevo Presidente argentino Javier Milei, frente al Congreso Nacional en Buenos Aires, Argentina, el 21 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

Para Pablo Touzon, politólogo argentino y director de la consultora Escenarios, esta diferencia se explica en que Milei es “el antigradualista por excelencia, dado que no tiene retaguardia donde volver, y por su propia debilidad corporativa e institucional solo puede ir para adelante. Agreguemos a eso la experiencia traumática del actual ministro de Economía, Luis Caputo, y Federico Sturzenegger, expresidente del Banco Central en la gestión de Macri, que se ‘quemaron’ con el gradualismo”, dijo a este medio.

Ahora, el problema para el oficialismo es que no son pocos los congresistas, incluidos los sectores más centristas de la derruida coalición derechista, Juntos por el Cambio (JxC), que ven con malos ojos el uso del DNU en este contexto, a pesar de coincidir con varias de las propuestas incluidas por Javier Milei.

En la Coalición Cívica (CC) y la Unión Cívica Radical (UCR), algunos de sus referentes salieron a apuntar contra la forma más que el contenido. Miguel Ángel Pichetto, diputado nacional de JxC, recordó en X que “esto es una República. El Presidente debe gobernar con el Congreso, no contra el Congreso. Muchas de las reformas planteadas deben ser tratadas por ley, y seguramente muchas podrían tener su aprobación”.

El presidente de la UCR, el senador Martín Lousteau, coincidió en la necesidad de hacer muchos y profundos cambios en Argentina, pero también criticó el camino elegido en un mensaje en la misma red social.

“Este DNU tiene 82 páginas con 366 artículos que derogan y modifican un sinnúmero de leyes y decretos. En el contenido del Mega DNU hay algunas iniciativas que pueden ser interesantes y otras irrelevantes para la agenda urgente. Otras pueden juzgarse como buenas, malas o realmente muy malas para las urgencias de la sociedad. Cada una de ellas merece un análisis riguroso e individual y para eso está el Congreso”.

La gente se sienta durante una protesta contra la política de ajuste del Presidente argentino Javier Milei, en la plaza del Obelisco en Buenos Aires, Argentina, el 22 de diciembre de 2023. Foto: Reuters

También se mostró preocupado porque el sistema es uno de todo o nada debido a la imposibilidad de modificar algunos puntos. “Se aprueban o rechazan enteros. Además, con este método, en cuatro años podría venir otro presidente y mediante otro mega DNU hacer exactamente lo contrario”.

Un documento del mismo partido graficó la postura del bloque: “El Poder Ejecutivo está a tiempo de enmendar su error enviando un proyecto de ley espejo que pueda debatirse en el Congreso de la Nación, recuperando así el camino de la normalidad, la construcción de confianza política, los consensos y el diálogo parlamentario”, argumentaron.

En cambio, algunos dirigentes del PRO, partido fundado por Mauricio Macri y presidido por la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, varios mostraron su apoyo.

Según La Política Online, en el recuento en diputados el rechazo al DNU se acercaba al número requerido para votar la medida, considerando los 101 legisladores de Unión por la Patria, nueve agrupados tras Miguel Ángel Pichetto, seis de la CC y miembros de los bloques provinciales. Sobre la UCR, el portal aseguró que aún es una incógnita el cómo se posicionará. Touzon, cree que “es difícil desaprobar un DNU presidencial en la Argentina, dado que requiere de una mayoría simple en las dos cámaras. Creo más probable un límite, aunque sea parcial, en la Corte Suprema”.

Donde Milei sí logró respaldos fue en el mundo empresarial, puntualmente de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que en un comunicado valoró “muy especialmente que el gobierno se disponga a tomar medidas que permitan el más pleno desarrollo del sector privado, sometido por años a injerencias estatales indebidas, a controles de precios, a una elevadísima presión tributaria y a amenazas como la Ley de Abastecimiento”.

El propio Javier Milei ingresó a la discusión en una entrevista realizada el jueves, donde adelantó que vienen más medidas, pero también admitió que incluso entre sus propias filas “estaban sorprendidos por el nivel de profundidad”. Y, de paso, advirtió a los diputados y senadores que no apoyen su medida: “Quedarán en evidencia frente a los argentinos quienes están en contra del progreso y quienes son casta”, dijo a radio Rivadavia. Al día siguiente, refrendó su mirada asegurando que no modificará la ruta trazada y no convertirá el decreto en un paquete de leyes, como solicitó el radicalismo.

La jugada de Milei, cree María Lourdes Puente, es una apuesta que durante los próximos días dará pistas de si fue acertada o no. “Desde un punto de vista político”, planteó a La Tercera, “el Presidente se abre muchísimos frentes, y ante la apertura de tantos flancos, la única posibilidad de ser exitoso es tener mucho poder. El único que tiene es el que le dio la votación de la gente. El punto es si eso va a ser suficiente para atender todo lo que abrió. Lo tradicional sería que, en cada uno de los sectores, ataque, articule, converse y acuerde con los sectores afectados y beneficiados. Hacer todo eso en simultáneo, con un equipo que aún no está completo, genera muchas interrogantes”.

Pero, al mismo tiempo, es una manera de concretar las promesas de campaña que el mismo Milei anunció, donde dijo que aplicaría una política de “shock” para contrarrestar el 160% de inflación interanual que existe en Argentina, en lo que podría ser un saludo a la bandera, cree Puente.

En las calles, tanto la noche del miércoles como la del jueves se registraron cacerolazos y multitudes saliendo a las calles a manifestarse contra la política del ajuste. No solo se vieron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires –con marchas hacia el Congreso, el mismo día del anuncio, y pequeñas manifestaciones en el Obelisco y frente al Ministerio de Capital Humano, el jueves–, sino también en Rosario, Bariloche, Mar del Plata, Río Grande y Córdoba, con enfrentamientos en este último que finalizaron con cinco detenidos y varios heridos.

Si bien en el anterior gobierno se registraron deficientes cifras económicas, la organización opositora nunca fue tan veloz como la que se dio frente a la reforma de Milei. Incluso la Confederación General del Trabajo (CGT), que no se plegó a la marcha piquetera de mitad de semana, informó que presentarían ante la Justicia un reclamo por la inconstitucionalidad de la medida adoptada por el mandatario y que convocará a una nueva marcha para el 27 de diciembre, dos días antes de que entre en vigencia de manera oficial todo lo estipulado por el megadecreto de Javier Milei. “Les aviso que hay más”, advirtió el mandatario.

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