Israel estaba preparado para otra guerra

Palestinos suben a un vehículo militar israelí secuestrado de una base del ejército invadida por militantes de Hamás, cerca de la valla de la Franja de Gaza. Foto: AP.

La prioridad dada por el ejército israelí a la inteligencia, el poder aéreo y la tecnología lo hizo vulnerable a un asalto terrestre de baja tecnología.


Israel dedicó tres años a construir a lo largo de la Franja de Gaza una barrera de seguridad de última generación y alta tecnología de 64 kilómetros de longitud, con radares y sensores diseñados para detectar incursiones furtivas de palestinos empeñados en llevar a cabo ataques encubiertos en Israel.

El sábado, Hamas utilizó excavadoras y otros medios rudimentarios para perforar la valla de seis metros de altura e introdujo hombres por los agujeros en camionetas y a pie, un asalto frontal al sur de Israel que supuso la mayor brecha en las fronteras del país desde la guerra del Yom Kippur de 1973.

Fue una dura ilustración de los límites del cambio de orientación del Ejército israelí en favor de las capacidades cibernéticas, la recopilación de información y el armamento avanzado y su concentración en la lucha contra los ataques terroristas. Las fuerzas armadas fueron sorprendidas con la guardia baja por un asalto terrestre de relativamente baja tecnología.

Palestinos irrumpen en el lado israelí de la valla fronteriza entre Israel y Gaza después de que hombres armados se infiltraran en zonas del sur de Israel, el 7 de octubre de 2023. Foto: REUTERS.

Ahora, el Ejército israelí se está preparando para la posibilidad de una operación a gran escala en Gaza, donde tendrá que depender en mayor medida de la infantería y la artillería convencional, áreas a las que no ha dado prioridad en los últimos años, y donde podría verse arrastrado a combates calle a calle y a la guerra urbana.

El Ejército israelí “se ha estado preparando para la guerra equivocada”, afirmó Avi Jager, investigador del Instituto Internacional de Lucha contra el Terrorismo, con sede en Israel.

La reciente atención militar se dirigió a Cisjordania, donde Israel desplegó fuerzas para sofocar una insurrección militante palestina. Las advertencias de los servicios de inteligencia israelíes sobre una posible guerra se habían centrado en el norte y en la amenaza de Hezbolá, el aliado libanés de Hamas, según los analistas militares.

Hasta el sábado, los funcionarios israelíes creían que la política de impulsar la economía de Gaza implicaba que los líderes de Hamas, organización calificada como terrorista por Estados Unidos, Europa e Israel, no tenían interés en lanzar el tipo de ataque transfronterizo que protagonizaron.

Al mismo tiempo, como demostraron los acontecimientos del fin de semana, Hamas se ha vuelto más sofisticada. El asalto del sábado utilizó una combinación de misiles, buques de guerra, aviones no tripulados y combatientes armados que llegaron hasta la ciudad de Ofakim, más de 32 kilómetros dentro de Israel.

“Israel ha sufrido una sorpresa estratégica, a pesar de toda su sofisticada alta tecnología, armamento, programas espía y agencia de inteligencia de renombre mundial”, dijo Daniel Levy, exnegociador de paz israelí con los palestinos y presidente de U.S./Middle East Project, que trabaja para resolver el conflicto palestino-israelí. “Israel ya no puede mantener a salvo a su pueblo, y será difícil recuperarse de eso”.

Un portavoz del Ejército israelí dijo que las fuerzas armadas están centradas en imponerse en el conflicto actual y que hablarían de los preparativos del ataque transfronterizo de Hamas una vez finalizados los combates.

Aunque Israel se ha centrado durante mucho tiempo en obtener una ventaja tecnológica sobre sus enemigos -se cree que desarrolló por primera vez armas nucleares en la década de de los 60-, el Ejército ha acelerado un cambio hacia sistemas avanzados de aire, defensa e inteligencia en las últimas dos décadas.

Para el Ejército israelí, la guerra de 2006 contra Hezbolá, en la que luchó contra guerrilleros en las rocosas colinas del sur del Líbano, ilustró los límites de la superioridad de las bombas y la artillería en las batallas de contrainsurgencia, de forma similar a la experiencia estadounidense en Afganistán e Irak.

Los dirigentes israelíes empezaron a creer que las principales amenazas a la seguridad ya no eran invasiones terrestres como las que el país había sufrido en guerras anteriores con naciones árabes como Egipto y Jordania -con las que firmó tratados de paz-, sino amenazas no convencionales procedentes de cohetes y ataques insurgentes de grupos no estatales como Hezbolá y Hamas, según Jager.

Con ese fin, el Ejército invirtió en inteligencia, cibernética y capacidades defensivas para hacer frente a la amenaza de Hezbolá y Hamas y mitigar los riesgos de un creciente arsenal de misiles en Irán. En 2011 desplegó la Cúpula de Hierro, que ataca los cohetes de corto alcance, e invirtió en el desarrollo de otros sistemas para hacer frente a los misiles de mayor alcance.

La Cúpula de Hierro, el sistema antimisiles israelí, intercepta cohetes lanzados desde la Franja de Gaza, el 9 de octubre de 2023. Foto: REUTERS.

Cuando Irán entró en la guerra civil siria, los pilotos israelíes llevaron a cabo miles de ataques aéreos en Siria que interrumpieron los esfuerzos de Teherán por suministrar misiles avanzados a sus aliados de Hezbolá en Líbano. La unidad de inteligencia de señales israelí, conocida como 8200, se convirtió en una de las mayores y más conocidas del Ejército, y también ayudó a impulsar la economía del país al incorporar a niños prodigio de la informática al sector tecnológico.

Sin embargo, en 2014, Hamas sorprendió al Ejército israelí lanzando ataques contra su territorio desde Gaza a través de una red de túneles excavados bajo el muro. Ambos bandos libraron un conflicto de 50 días mientras Israel lanzaba operaciones terrestres en Gaza para destruir los túneles.

En respuesta, el Ejército israelí recurrió de nuevo a la tecnología. Empezó a trabajar en un sistema llamado “Obstáculo”, que podía ayudar a detectar túneles, y más tarde dio a conocer el sistema de la valla fronteriza. El entonces ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, dijo que la barrera colocaba un “muro de hierro” alrededor de Gaza, protegiendo a los israelíes de los combatientes de Hamas, al igual que la Cúpula de Hierro, el famoso sistema antimisiles, los protegía de los cohetes.

En 2015, el Ejército comenzó a trabajar en un plan de renovación que reduciría las tropas de combate y los reservistas, según Jager, que ha publicado un estudio sobre la transformación. El número de suboficiales se redujo en un 10%, hasta 40.000, y la duración del servicio militar obligatorio para los hombres se acortó en cuatro meses, hasta los 32 meses.

Un portavoz de Gantz, que ahora es miembro del Parlamento israelí y líder del partido Unidad Nacional, declinó hacer comentarios.

“Al final del día tienes que decidir: ¿inviertes en tecnología o no?”, dijo Yaakov Amidror, que fue asesor de seguridad nacional del primer ministro Benjamin Netanyahu. “Invertir en tecnología significa menos dinero para otras cuestiones”.

Los siguientes jefes del Ejército tomaron el relevo para hacerlo más ágil y enfocado en la tecnología.

“Estamos hablando de un proceso de larga duración en el que se debilitaron las fuerzas terrestres de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés)”, dijo Kobi Michael, investigador senior del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv.

Soldados israelíes circulan en vehículos militares junto a la frontera de Israel con Gaza, en el sur de Israel. Foto: REUTERS.

A medida que el Ejército israelí se volvía más tecnológico, Hamas y Hezbolá, que ha luchado durante una década en la guerra civil siria, empezaron a actuar más como enemigos militares convencionales que como insurgentes rudimentarios. Hamas, que controla la Franja de Gaza desde hace más de una década, construyó un laberinto de bases subterráneas como centro de mando y control para un futuro conflicto, y se volvió más preciso en el lanzamiento de cohetes contra Israel.

La Cúpula de Hierro volvió a ser un éxito en 2021, cuando interceptó miles de proyectiles disparados contra Israel. La dura respuesta del Ejército israelí a través de ataques aéreos, derribando partes de la infraestructura militar de Hamas, dejó a los funcionarios israelíes convencidos de que el grupo islamista estaba cansado de las repetidas rondas de violencia con Israel.

La situación previa a los atentados del sábado se vio complicada por el recrudecimiento de la violencia en Cisjordania, atizada por Hamas. El gobierno de Netanyahu, respaldado por los líderes de los colonos que viven en Cisjordania, había dirigido su atención hacia los ataques palestinos allí.

En junio, el Ejército israelí amplió el número de batallones sobre el terreno en Cisjordania, que había pasado de unos 13 a 25 en 18 meses, según los medios de comunicación israelíes, lo que equivale a miles de tropas terrestres adicionales. Los analistas israelíes achacaron la lentitud de la respuesta al ataque de Hamas en la frontera de Gaza al hecho de que hubiera tantas tropas en Cisjordania.

Richard Hecht, portavoz militar israelí, dijo a los periodistas que el despliegue de fuerzas entre Gaza y Cisjordania no estaba relacionado. “También teníamos fuerzas desplegadas cerca de Gaza”, dijo.

El aumento de la violencia en Cisjordania parece ahora una maniobra calculada para desviar la atención de la planificación en Gaza, afirmó Mark Dubowitz, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un grupo de expertos con sede en Washington.

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