El lunes pasado, la Corte Suprema anunció una serie de modificaciones en el sistema de nombramiento de jueces. Sin embargo, la propuesta fue objetada por la presidenta de la Asociación Nacional de Magistrados del Poder Judicial, Soledad Piñeiro. "Nos oponemos enfáticamente a que sea la Corte Suprema quien siga el camino de usurpar funciones legislativas. El diseño entregado soslaya lo esencial: la separación de funciones jurisdiccionales de las administrativas, la fundamental para asegurar y fortalecer la independencia judicial", expresó la dirigenta.

"Esperamos que el Congreso y el Gobierno defiendan sus prerrogativas frente a este ejercicio impropio de poderes regulatorios que desea seguir ejerciendo la Corte Suprema", añadió Piñeiro.

Sin embargo, esta mañana, en Duna en Punto de Radio Duna, el vocero del máximo tribunal del país, Lamberto Cisternas, le respondió a Soledad Piñeiro.

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"En lugar de sumar, está restando. Me parecen incomprensibles porque el propio auto acordado en su exordio deja claramente establecido que no hay ley. Y mientras no haya ley, nosotros vamos a estar haciendo esta regulación", respondió Cisternas. "¿Qué más claro? Parece que no se ha leído el auto acordado", añadió.

También calificó las declaraciones de Piñeiro como "desubicadas, porque nos está acusando punto menos de estar cometiendo un delito ¿Cómo vamos a estar cometiendo un delito si estamos ejerciendo nuestra función?".

El lunes pasado, La Tercera informó que la Corte Suprema no está dispuesta a dejar su rol en los nombramientos de jueces, según quedó en en evidencia ese mismo día cuando se anunció una serie de medidas adoptadas por el máximo tribunal, las que, según dijo el vocero y ministro, Lamberto Cisternas, pretenden "avanzar hacia la objetividad y dejar de lado la discrecionalidad" del sistema de selección actual.

El anuncio del gobierno sobre una reforma al sistema de nombramientos movilizó a la Corte Suprema. Según fuentes del Poder Judicial, el interés del Presidente Sebastián Piñera de eliminar las atribuciones de las cortes en los nombramientos no solo incomodó en algunos jueces, sino que también fue percibido como un menosprecio al trabajo que los supremos venían realizando desde 2015, con horas de trabajo y presupuesto destinado al tema.