Cuando el acoso sexual se disfraza de "joteo"

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El director de cine Nicolás López aseguró que su conducta no fue la de un acosador.


Tras conocerse las acusaciones en contra de Nicolás López, el director publicó un video asegurando que no es un abusador ni un acosador. Pero sí reconoció que fue "un descriteriado", "un barsa", "un jote" y hasta "un imbécil".

Para Mailen Parodi, abogada de Corporación Humanas, eso corresponde a una muestra de lo naturalizadas que están esas conductas violentas hacia las mujeres. "Es un indicio de una enfermedad que ya hemos diagnosticado y que es que el propio abusador naturalice las conductas de abuso que realizaba como algo aceptable, como si ser desubicado o 'jotear' fuese aceptable".

Las conductas denunciadas, dice, responden a un sistema patriarcal en nuestro país, que permite que los hombres tengan una idea de dominio sobre el cuerpo de las mujeres. "Hay un sistema que avala ese tipo de conductas", sostiene Parodi.

Se necesita entender el concepto de acoso sexual, dice la abogada, que implica una conducta de naturaleza sexual no deseada o no querida por la contraparte. Y en el caso del "joteo", solo se acepta cuando sea deseado por ambas partes.

"El problema es cuando hay una relación de poder y se usa para influenciar, y claramente cuando no hay un deseo en ambas partes de participar en esto, en este caso supeditada a las contrataciones o los trabajos", dice.

Se tiende a pensar que los agresores tienen problemas mentales que motivan su conducta. Pero estudios indican que no existe psicopatología de base para explicar este tipo de agresiones, señala Lorena Contreras, directora del Magíster en Psicología Jurídica de la U. Diego Portales. Existen más bien variables culturales, agrega, como "una cultura que tiene ideas erróneas de lo que es ser mujer, de cómo se vive y expresa la sexualidad, que piensa que el decir no es sí, esas distorsiones cognitivas son parte de una cultura machista".

El acoso sexual, añade, se instala en una relación asimétrica de poder, que puede estar dada por la edad, el nivel de expertise o por la diferencia de roles en una organización, etc. "Cuando no existe la libertad de decir que no quieres involucrarte", señala Contreras.

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