¿Y si no nos toca el colegio que queremos?

"Ya tengo claro cómo va a funcionar el sistema, pero les conté a los otros apoderados de mi curso y quedaron impactados". Así es como María Eugenia Vergara, apoderada del Colegio Paula Jaraquemada, de Quilicura, describe las dudas que existen en su escuela sobre la aplicación del sistema de admisión.Ella y otros 50 apoderados se reunieron el jueves con la ministra de Educación, Marcela Cubillos, para consultar sobre cómo será el proceso.Su hija pasará a 1° medio y tendrá que postular al liceo que quiere, pero tiene miedo de quedar en un colegio con mal ambiente."Nuestros hijos pueden caer en cualquier colegio. En zonas de Quilicura, el entorno no es el mejor. Tengo miedo al bullying y al maltrato", dice. Y afirma que si su hija no queda en un buen colegio, podría sacarla del liceo y pagar clases particulares. "Quiero un colegio con buen entorno, pero este sistema no permite controlar el bullying", asegura.

Ahora que el Liceo Victorino Lastarria es mixto, Úrsula Eggers piensa que ese colegio es la mejor opción para educar a su hija. Es un colegio conocido y ahí estudia el hermano mayor de la niña, que en menos de cuatro meses postulará a kínder en ese recinto."El elegir el proyecto educativo es lo ideal, pero en la realidad no existe algo tan perfecto", señala la apoderada, asumiendo que cabe la posibilidad de que su hija no entre en el establecimiento de su preferencia. "Esta es educación pública, si hay mucha demanda, qué mas puedo pedir. Si no se da, tendré que buscar otro colegio, pero no me aterroriza eso ni esta campaña que se ha hecho para desprestigiar una medida inclusiva", señala Eggers, quien agrega que sí le preocuparía el clima escolar."Es más justo que todos tengamos las mismas oportunidades. No me cabe en la cabeza que unos niños tengan derecho a la educación de excelencia y otros no. Ley pareja no es dura", plantea.

El hijo de Iris Vera, de Cerro Navia, pasará a 1° medio el próximo año y espera entrar a un liceo emblemático, como el Instituto Nacional. Pero no sabe si con el nuevo sistema podrá entrar a ese colegio."Tengo miedo de que mi hijo no tenga la educación de calidad para la cual está preparado. Es un niño de buenas notas y encuentra que este sistema es injusto, porque tiene compañeros que no se esfuerzan por sacarse buenas notas, pero con el SAE todos seremos iguales, sin importar el esfuerzo", reclama.Afirma que si su hijo queda en un mal liceo o uno que tenga historial de bullying, también evaluará incluirlo en un colegio online, "que no es una buena decisión, pero lo haré por protegerlo"."Tengo rabia, pena, incertidumbre, no sé si confiar en el SAE, no estoy bien", agrega Vera, para quien era mejor el antiguo sistema. "Esto será malo para los colegios buenos, y lo que una mamá quiere es buena educación", dice.

Para la apoderada Claudia Castañeda, cuyo hijo pasará a 1° medio, la admisión escolar no se reduce a notas, tómbolas o algoritmos, sino que a la inclusión."La educación es por principio inclusiva, así que la admisión siempre debe ser justa. Y si se deja a los chicos afuera, se está faltando a eso", dice.Por ello, rechaza la idea de que se pueda seleccionar a los alumnos según sus notas. "Si el colegio admite solo a los niños de buenas notas, ¿entonces cuál es su pega? ¿Qué pedagogía hará si solo admite a los niños que le den menos problemas y no hagan ruido? La sociedad no es así, hay un sinfín de personalidades", asegura.A su juicio, el único sistema de admisión válido es el que les dé buenas posibilidades de estudio a todos los escolares."No todos los niños tienen las mismas ventajas, no todos tienen a sus padres presentes. ¿Hasta dónde corre el mérito? El colegio debe incluir, no poner topes en la infancia", agrega.