Valparaíso: el delivery solidario de comerciantes al borde de la quiebra

Cerca de las 13.00, los locatarios salen a los cerros con los almuerzos.

Siete locatarios, que hasta el año pasado estaban enfocados en la bohemia, decidieron unirse para salir en ayuda de los más necesitados de la ciudad-puerto.


Una herida financiera importante les dejaron los hechos de violencia asociados a las protestas que ocurrieron en el marco de la crisis social. Y ahora, con la pandemia del coronavirus y todas las medidas de confinamiento, cada vez toma más fuerza la incertidumbre de si podrán seguir con sus puertas abiertas.

Esta es la realidad que viven siete comerciantes de Valparaíso, que aseguran estar al borde de la quiebra y funcionando solo a 10% de su capacidad, gracias al delivery. Sin embargo, pese a este adverso escenario, estas personas se unieron para buscar una fórmula destinada a ayudar a quienes peor lo están pasando en la ciudad-puerto.

Así, cada día cerca de las 13.00 salen los reconocidos comerciantes de la bohemia hacia el sector alto del cerro Placeres para entregar comida fresca, recién sacada de sus cocinas ubicadas en el barrio Almendral, sector Plaza Italia. El menú del miércoles pasado fue estofado de pollo con arroz y papas salteadas.

Jaime Morales (35), por ejemplo, sale desde el tradicional “El Rincón de las Guitarras” -una especie de fonda permanente de Valparaíso-, con una de las bandejas con el almuerzo. La cruzada ya cumple más de un mes. “Partimos por Placeres, porque soy oriundo de aquí y hay familias que están sin alimento. Bastó con conocer una familia de una madre discapacitada con cuatro hijos y te das cuenta que la ayuda es para ayer. Nos juntamos quienes nos conocemos de toda una vida y juntamos fuerzas para generar una ración diaria para unas 50 personas”, cuenta el locatario.

Morales es la segunda generación que administra esta “guarida” de las cuecas. Segunda generación también es Óscar Contreras (38), a cargo de “Parrilladas El Molinón”, quien siente que el sacrificio de sus padres, por más de 30 años, para mantener el comercio local en Valparaíso debe resistir. “Como familia, nos ha costado tener esto, hoy si vendemos el 10% pasa a ser un buen día. La cuarentena ha estado peligrosa, con muchos robos, podríamos estar cerrado. Estamos súper mal, pero podemos ayudar igual, somos parte de la ruta patrimonial de la bohemia, nos debemos a nuestra gente, que sabemos está sin ni uno”.

Según cifras del municipio, en Valparaíso hay 94 mil familias que están inscritas en el Registro Social de Hogares. De estas, cerca de 53 mil están en el tramo 40, es decir, entre los sectores más vulnerables del país. En esa línea, el alcalde Jorge Sharp valoró el aporte de los comerciantes. “Lo que hacen es un ejercicio comunitario destacable y necesario, más en este momento, como lo vienen haciendo también más de 100 ollas comunes, comedores y experiencias comunitarias de alimentación que se han organizado en todo Valparaíso”.

“Gordos”, “Mechamu”, “Jardín Plin Plin”, “Parrilladas El Molinón”, “Chui-Yin”, “El Rincón de las Guitarras” y “Sazón Nazca” son los locales embarcados en esta tarea. Los platos van desde legumbres hasta sushi, siendo el Mercado Cardonal el principal proveedor que coopera en la causa. Desde el Regimiento Maipo se confirmó que se estudia proporcionar cocina industrial para poder replicar el gesto en Playa Ancha.

Deudas de $ 40 millones

“Nosotros nunca habíamos tenido deudas, vendíamos hasta $ 70 millones al mes y ahora debo $ 40 millones al banco, que me empieza a cobrar en diciembre. A veces dan ganas de tirar la esponja, el Estado nos limitó la libertad de emprendimiento, nos dijeron no pueden trabajar y yo puedo abrir con mesas muy distantes. Recuerdo que durante el estallido tenía a clientes comiendo bien y afuera volaban las bombas lacrimógenas”, relata Óscar Contreras.

En el caso de Morales, la preocupación es el capital humano. “Nosotros ni siquiera cuadramos en el concepto delivery, porque lo nuestro es netamente la noche y con música en vivo. Son justamente esos artistas folclóricos los que nos preocupan, porque les pagamos por fin de semana y no sé si la ayuda para ellos ha sido suficiente”.

Sharp, en tanto, pidió a la autoridad central que “a pesar de estar pasando por malos momentos (...), el Estado debe hacer todo lo que esté a su alcance para que esos comerciantes puedan seguir con sus locales”.

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