David Byrne llega a Chile para hablar de sus 30 años como ciclista urbano

El músico y ex líder de Talking Heads presenta mañana en el GAM su libro Diarios de bicicleta, en un encuentro sobre la ciudad.




Llevaba su perrito en los brazos, una cartera carísima colgando y miraba al horizonte indiferente. Ni siquiera le importaban los autos. París Hilton cruzaba con el semáforo en rojo en pleno Nueva York y hacia ella avanzaba directamente David Byrne en su bicicleta. Iba a atropellarla, el ex de vocalista de Talking Heads iba a derribar a París Hilton. Pero de algo sirven 30 años de ciclismo urbano: Byrne realizó un brusco viraje, evitó a la rubia y siguió pedaleando. Ningún herido.

Pura experiencia. Desde inicios de los 80, cuando sonaba por primera vez en las radios Once in a lifetime, Byrne agarró una rara costumbre para la época y empezó a desplazarse en bicicleta por Nueva York: era más rápido que ir en taxi o en metro. Las razones prácticas dieron paso a otras: "Me sentía bien deambulando por aquellas sucias calles llenas de baches. Era muy estimulante", anota en su libro Diarios de bicicleta.

Como su nombre lo dice, el volumen registra la experiencia de Byrne como ciclista: de Londres a Buenos Aires, de Berlín a Manila, de San Francisco a Estambul el músico narra su visión del mundo como un flaneur en dos ruedas. Hay música en Diarios de bicicleta, pero por sobre todo se leen las ansias de Byrne por conectarse verdaderamente con las ciudades.

No es ligero. Byrne anota: "La bicicleta se ha convertido en mi ventana panorámica en gran parte del mundo en mis últimos 30 años. Puedo entrever la mentalidad de mi prójimo, expresada en la ciudad donde vive. Las ciudades son manifestaciones físicas de nuestras creencias más profundas".

Si quedan dudas de su intención, Byrne agrega para La Tercera: "Diarios de bicicletas no es un libro sobre bicicletas. La bici es un recurso. Tal como otros, como W.G. Sebald, han meditado sobre múltiples temas a propósito de largas caminatas, yo hago lo mismo, pero desde mis travesías en bicicleta".

Arte contemporáneo, música, vida urbana y la bicicleta como medio de transporte, son algunas de las meditaciones de Byrne. Seguro que mañana se referirá a ellas: el músico aterriza hoy en Chile para participar el sábado en el encuentro Ciudades, Bicicletas y el Futuro de la Movilidad, a realizarse a las 12 horas en el Centro Cultural Gabriela Mistral.

CIUDADES VERDES
Noviembre, año 2004. Byrne llega a Santiago para presentarse en la Estación Mapocho y, como en toda sus giras, traía su bici. No todo salió bien. "El sonido en el (hermoso) lugar de show fue desafortunado. Eso estuvo triste", recuerda. "Pero el viaje fue bueno. Salimos a dar una vuelta por la ciudad. Lo que más me gustó fue el casco histórico", dice y cuenta que esta vez viene sin bici: "Espero que alguien me pueda prestar una".

Más que dividendos musicales, la bicicleta le ha otorgado experiencia a Byrne. Las giras son más que hoteles, tocatas, bares y vuelos: "Es muy fácil caer en esa trampa. La bici me ha permitido salir de esa rutina y disfrutar civilizadamente de las giras. Los descubrimientos que hago son un alimento que tiempo después sigo digiriendo", dice.

Experiencias no le faltan al autor de Psycho killer. Figura decisiva en la música popular de los últimos 35 años, las facetas más conocidas de Byrne son las de pionero del post punk liderando Talking Heads o su reivención con ecos tropicales en los 90. Hay mucho más: música para películas (El último emperador), colaboraciones con Brian Eno, trabajos plásticos, libros de arte y varios coqueteos con la escritura. Hoy está trabajanado un libro sobre música que pretende publicar el 2010.

"He hecho libros de dibujos, presentaciones de powerpoints artísticas, una Biblia falsa, pero básicamente estaban hechos de imágenes", dice. Y agrega: "Desde hace mucho tiempo escribo: notas para los álbumes, en el blog, prólogos, y lo disfruto mucho. Pero Diarios de bicicleta tenía que ser algo más que un libro de episodios, debía tener una consistencia. Difícilmente es literatura, pero espero que al final emerja una sensibilidad coherente".

Puede que aparezca: en el ir y venir en bicicleta, Byrne parece ir buscando algo. Algo más allá que las características individuales de cada ciudad. Algo más duradero. "¿Dónde, en nuestro mundo, están las ruinas del mañana? -se pregunta- ¿Dónde están las que fueron grandes ciudades y que ahora van siendo gradualmente abandonadas, desmoronándose poco a poco, dejando indicios de lo que la gente del futuro desenterrará y encontrará dentro de mil años?".

Invitado para participar en una iniciativa ciudadana promovida por las organizaciones Ciudad Viva, Macleta y Nación Pedal, Byrne no es precisamente un ciclista furioso. "No soy un activista. Pero creo que la bicicleta es un medio de transporte democrático y amigable para la ciudades", dice, acercándose a la médula de su pensamiento. "Las ciudades son más verdes que los suburbios y tienen una creativa y vibrante vida social. Nosotros, como animales sociales, somos atraídos a ellas. Años antes el impulso era irse de las ciudades, pero eso ha cambiado: hoy las ciudades están obligadas ha modificarse y ser mejores lugares para vivir".

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