Drama y comedia: dos ballets para finalizar el año

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El Banch estrena hoy una pieza dedicada a Shakespeare y Cervantes, y el lunes el Ballet de Santiago La viuda alegre, en el Municipal.




Las dos principales compañías de danza del país comienzan a cerrar sus temporadas 2016 y llegan a los escenarios con obras que transportarán al público a otras eras. 400 años se retrocederán para la propuesta del Ballet Nacional Chileno (Banch), que dedica su último ciclo a conmemorar el aniversario de muerte de Shakespeare y Cervantes. "Durante la creación de esta pieza exploramos el vínculo de la danza con el teatro", explica Mathieu Gilhaumon, director artístico del Banch.

La obra se dividirá en dos bloques de 30 minutos. El primero, inspirado en Don Quijote, está a cargo del coreógrafo inglés Thomas Noone, quien dirige 14 bailarines en escena con música de Ludwig Minku, compuesta para el clásico de Cervantes en 1869. En esta obra, titulada Don Q, la pieza será interpretada por la Orquesta Sinfónica de Chile. El segundo bloque, creado por Gilhaumon y basado en La tempestad de Shakespeare, se titula Duo. Bosquejos de creación, y contó con la colaboración de la actriz Millaray Lobos. "Ella desafió a los bailarines tener presencia actoral, a preguntarse qué querían transmitir en cada escena", cuenta el coreógrafo. Este bloque utilizará la pieza musical de Tchaikovsky inspirada en la última obra de Shakespeare. Se presenta desde hoy hasta el 3 de diciembre en el Teatro Universidad de Chile.

Viaje a la Belle Époque

Francia vive tiempos optimistas. La prosperidad y los avances científicos de fines del siglo XIX sumieron a la sociedad europea en el hedonismo. Grandes vestidos de cola, abanicos de plumas y trajes brillantes representan la elegancia de aquella época en el montaje La viuda alegre, del Ballet de Santiago. "Para distraerse y escapar de los problemas del día a día, este ballet es ideal", comenta Andreza Randisek, primera bailarina de la compañía.

La trama se articula alrededor de los amores de una adinerada viuda de Pontevedro, un país imaginario que está en bancarrota y en el que todos los habitantes intentarán que la herencia quede entre ellos. "Como es comedia, el baile debe verse ágil, liviano y divertido. Ese es el principal desafío: que la gente no note el esfuerzo que hacemos", cuenta Randisek. La obra fue concebida para opereta por Franz Lehár en 1905 y llevada al ballet por primera vez por Ronald Hynd en 1975. En esta oportunidad la reposición está a cargo de la británica Lynn Vella-Gatt. "Ella es extremadamente estricta, nos sobreexige y el resultado es grandioso", dice la bailarina.

La viuda alegre se presentará del 21 al 26 de noviembre en el Municipal de Santiago.

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