El debate sobre el celibato sacerdotal resurge tras las declaraciones del Papa

Según los vaticanistas, esta discusión se enmarca en el contexto de los cambios que impulsa el Papa, pero no es urgente.




No hay una decisión concreta, pero sí la posibilidad de abrir una reflexión sobre el celibato de los sacerdotes. El Papa Francisco dejó abierto el debate, aunque defendió esta tradición que lleva arraigada en la Iglesia Católica unos mil años. "El celibato es una regla de vida que aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia", dijo de regreso a Roma de su viaje en Tierra Santa. Aunque añadió: "Pero ya que no es un dogma, la puerta siempre está abierta".

Las frases pronunciadas rebotaron en todo el mundo católico, aunque -paradójicamente- no ocuparon las portadas de periódicos y páginas web en Roma, el centro del mundo católico. Las repercusiones acerca de lo que ocurrió en las elecciones europeas del domingo tuvieron más cabida.

"Creo que el Pontífice se limitó a repetir una reflexión que ya expresó cuando era arzobispo de Buenos Aires", comenta a La Tercera el vaticanista Andrea Tornielli, quien estaba junto al Papa en el avión. Según el editor de la prestigiosa página web Vatican Insider, el Papa dijo "una verdad irrefutable, que todos conocemos: el del celibato no es un dogma que Dios dio a los hombres, sino una regla que los hombres establecieron. Como todo, se puede cambiar. Y este tema también se coloca en un contexto de profundos cambios que el Santo Padre está desarrollando".

Es un tema que está en la agenda y que antes ni se discutía. Así lo recuerda el experto en temas religiosos de El País Juan Bedoya: "El cardenal Bueno Monreal, que se jubilaba como arzobispo de Sevilla, le expuso (a Juan Pablo II) sus preocupaciones, poniendo sobre su mesa la experiencia de la arquidiócesis andaluza. 'Santidad, tengo el deber moral de advertirle de que nos estamos quedando sin sacerdotes, y esa es una situación que debemos resolver', le dijo. Juan Pablo II le cortó, encolerizado: 'Y yo tengo el deber de conciencia de decirle a su eminencia que se levante ahora mismo y salga de este despacho'".

El tema del celibato de los sacerdotes, en este contexto de reflexiones urgentes y que podrían representar una verdadera revolución, no es, en todo caso, una prioridad para el Papa Francisco. "De todos modos, es la primera vez que Jorge Mario Bergoglio declara esto como Papa. Por eso, la misma consideración que hizo siendo obispo tuvo una relevancia distinta ahora", apostilla a La Tercera Philip Pullella, veterano vaticanista de Reuters. "El está contento de cómo están las cosas ahora -lo dijo- pero no excluye que pueda cambiar. Y él pone el asunto en la perspectiva de cosas que avanzan en la Iglesia. Hace un año no existía la figura del Papa emérito, y el Papa Bergoglio dijo que ahora que Benedicto XVI abrió una puerta, seguro va a haber más. Pero son dos 'revoluciones' muy distintas. La renuncia del anterior Pontífice a su ministerio fue una decisión que rompió con la tradición, pero que él tomó a solas". En cambio, para el experto norteamericano, "admitir que los sacerdotes puedan elegir tener una familia es un cambio que un Jefe de la Iglesia -aun siendo infalible- no puede tomar a solas. El Papa nunca procedería de esta forma, ya que él insiste en la colegialidad y corresponsabilidad de todos en la vida del barco de Pedro. La reflexión compartida camina mucho más lento. Hay que esperar años, décadas antes de ver a un cura católico con una mujer".

"No se trata de una prioridad de su agenda", coincide Giovanna Chirri, de la agencia italiana Ansa, la vaticanista que dio en exclusiva mundial la noticia de la renuncia de Benedicto XVI, "ni tampoco una cosa que le parezca esencial en este momento. El sólo contestó a una pregunta, que se generó por varios factores anteriores al viaje", señala Chirri, quien agrega: "Antes de instalarse en su nuevo cargo romano, el secretario de Estado Pietro Parolin declaró a un diario venezolano que el celibato no es un dogma, sino una tradición eclesiástica que remonta a los primeros siglos". Parolin creyó posible reflexionar y finalmente modificar los temas que no son reglas de la fe, "pero siempre sirviendo la Unidad de la Iglesia y la voluntad de Dios". Otro elemento volvió a prender la discusión sobre la posibilidad de que los sacerdotes puedan casarse. La semana antes de salir de viaje, el Papa recibió una carta firmada por 26 mujeres que han vivido, viven o desearían vivir una relación con un sacerdote y querrían hacerlo sin tener que esconderse ni sentirse culpables. Una carta que sí conquistó amplio espacio en los medios.

Los temas más urgentes referidos a la familia y que serán debatidos en los sínodos de 2014 y 2015 son la posibilidad de administrar la Eucaristía a los divorciados que tienen nueva familia y cómo volver a incluir en la Iglesia a mujeres que abortaron, entre otras cosas.

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