El giro de la Gala Presidencial: menos íntima, más local y fugaz

Ayer, por primera vez en sus 104 años, el evento en el Teatro Municipal dejó de lado la ópera y se centró en compositores chilenos.




Faltaban cinco minutos para las 7 de la tarde cuando la Presidenta Michelle Bachelet cruzó la entrada del Teatro Municipal por calle Agustinas, cercada por un contingente policial. La esperaban, además del público y la prensa expectante por preguntarle acerca de los tres detenidos por el reciente ataque en la estación de Metro Escuela Militar, los ministros Rodrigo Peñailillo, Ximena Rincón y Alvaro Elizalde, todos de pie ante el cerezo que iluminaba el salón principal. También representantes de las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica, Claudio Orrego por la Intendencia de Santiago y Carolina Tohá por la municipalidad que alberga el edificio, que el pasado miércoles cumplió 157 años.

La llegada de Bachelet marcó el inicio de lo que fue la Gala Presidencial número 104, que en los días previos ya había anunciado un cambio de formato al dejar de lado la interpretación de óperas emblemáticas -como El Trovador, de Giuseppe Verdi, en 2013- por un concierto sinfónico-coral a cargo de la Orquesta Filarmónica de Santiago y el Coro del Teatro Municipal, bajo la dirección de José Luis Domínguez.

Las opiniones previo al evento, con casi total ausencia de los parlamentarios y miembros de la oposición, podían sintetizarse en las palabras de Tohá, quien afirmó que "por primera vez las puertas del Municipal se abren a todo Chile para la celebración de las Fiestas Patrias, con un repertorio local y que revaloriza el espacio para la música chilena".

El anuncio dado a conocer no sólo se refería a un cambio de repertorio, que este año tuvo por casi hora y media sólo composiciones de músicos chilenos, como Vicente Bianchi (Tríptico sinfónico), Sebastián Errázuriz (Geografía del desastre), Enrique Soro (Tres aires chilenos) y Jorge Arriagada, con Vocalise, de la banda sonora de la cinta El tiempo recobrado, de Raúl Ruiz, interpretado por la soprano Patricia Cifuentes. Como si tanto ajuste fuese poco, el evento, además, debutó en vivo a través de las pantallas de TVN.

El musicólogo y director del Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, Juan Pablo González, presenció la gala desde su hogar. Si bien valora las buenas intenciones del nuevo sello del evento de tradición centenaria, comenta que el desafío está en las siguientes versiones: "Destaco la interpretación de ambas escuadras y la habilidad de su director. Sin embargo, creo que el repertorio era todo lo que podían echar a la parrilla al centrarse en música chilena", comenta.

La periodista y crítica de música Claudia Ramírez concuerda en la fugacidad de cada fragmento. "Fueron muy breves. De pronto, Fulgor y muerte, de Sergio Ortega, al final, estuvo más largo de lo que debía", señala. González remata: "Deberían delinear desde ya la muestra para el 2015. En esta pasada, quedé con gusto a poco y su futuro es un enigma".

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